domingo, 8 de febrero de 2015

CAMPEONATO DE CANTABRIA DE CROSS LARGO EN LOREDO: Una buena siesta del 4 al 8...

Hace ya un tiempo que llevaba dándole vueltas a la cabeza... Los crosses pasados habían servido para convencerme de que el barro no era tan "duro" conmigo como lo había sido en mi anterior etapa atlética, allá por la temporada 2009-2010. De entonces, recuerdo que miraba hacia atrás para asegurarme de que no era el último. A día de hoy, la situación ha cambiado, y por eso "llevaba ya un tiempo dándole vueltas a la cabeza..." ¿a qué exactamente? ... ahora os lo explico.

El aplazamiento, por mal tiempo, del Campeonato Regional de Cross Largo por Clubes, del pasado fin de semana, daba paso al Regional Individual, que se disputaría sobre una distancia de 12000 metros, aproximadamente, en la localidad de Loredo (Ribamontán al Mar). En juego estaban las 9 plazas para representar a Cantabria en el Campeonato de España, y de ahí mi "rucamiento de cabeza". Sin duda, era un gran aliciente para salir a competir con ganas. Las semanas previas fueron buenas, en cuanto a entrenos y descansos, y el mismo día de la carrera me levanté con buenas sensaciones ¿por qué no soñar? Plantearse objetivos ambiciosos ayuda a no conformarse nunca con lo que uno tiene y, en Loredo, sin duda, me había puesto un objetivo bastante ambicioso.

La cita, apodada como "Regional", tiene más capacidad para captar la atención de atletas que no se dejan ver nada más que en las ocasiones importantes, por lo que ya de salida era evidente que el nivel de esta prueba estaba muy por encima de otras como Cueto o Torrelavega.



A las 13:40 formamos los más de 70 atletas en línea de salida, y tras guardar un minuto de silencio en memoria de Antonio Pérez Morin, nos lanzamos con cautela a por las 6 vueltas a un circuito enrevesado que tenía de todo: zonas duras donde correr, agujeros donde dar al traste con los tobillos, zonas de barro pestoso y curvas, muchas muchas curvas. De hecho, creo que la próxima vez entrenaré en las Llamas entre dos árboles para practicar las derrapadas  ;) .



Digo que salimos con cautela porque al paso por el kilómetro uno aún iba en el grupo de cabeza, junto a Manu Vega y Sergio Correa, entre otros; pero el tridente del Piélagos (Pepín, Crespo y Tico) junto con Ricardo Lanza (Saporo) no tardaron en tensar la cuerda y poner a los patitos en fila de a uno. Aún conseguí completar dos vueltas en el grupo perseguidor, bastante numeroso y con gente de más nivel que yo (Mediavilla, Luis Javier Casas, Marcos, David Álvarez...). A cola de grupo fui sufriendo durante la tercera vuelta, hasta que en la zona de barro empecé a ceder unos metros y me vine abajo.



¡Puff! que largo es esto. Por suerte, otros miembros del grupo también se quedaron algo rezagados y aún mantenía la esperanza de enlazar, pero ¡qué va! no era capaz de pillarlos y en la zona de barro se me iban cada vez un poco más. Me quedé detrás de Eduardo Zorrilla (Saporo) y a su rueda fui dejando que pasaran las vueltas hasta que a falta de 4 kilómetros una bombilla se encendió en mi cerebro y me recordó que estaba compitiendo, y que ya era hora de sufrir un poco más, así que metí una marchilla más y empecé a recortar a los de delante y a distanciarme de los perseguidores. Viendo la gráfica de pulsaciones a lo largo de la carrera se ve cómo estas decaen notablemente a partir del kilómetro cuatro, pero vuelven a recuperarse en el tramo final de carrera.



 A falta de una vuelta adelanto a Luis Javier Casas y veo que le estoy comiendo la tostada a Miguel Ángel Cobo. Aprieto el culo para pasar el barro con dignidad por última vez, pero hoy no era el día y me tengo que conformar con una 14ª plaza que me sabe a poco, porque no supe sufrir en todo momento, porque, aunque salí fuerte, entré en una pequeña crisis a mitad de carrera que me hizo perder toda opción de engancharme al tren de los que iban a jugarse las plazas para el Campeonato de España.




 De todo se aprende, y en esta carrera aprendí bastante: Cuando la cabeza no se cree lo que estás haciendo, no lo hace, aunque el cuerpo esté capacitado para ello. Y prueba de ello fue la capacidad de reponerme del bajón en los últimos 4 kilómetros. Como dice mi amigo Nacio, hoy "me eché una buena siesta en mitad de carrera"

Así que para el próximo Domingo, en el Regional por Clubes, no me voy a dejar engañar tan fácilmente por mi cabeza y voy a creerme lo que estoy haciendo, desde el primer metro, hasta el último.

Y como siempre, a mi "pequeña sherpa", gracias por estar ahí al pie del cañón, haga frío, haga calor, llueva, nieve o granice.




Road to Paris!!!! 

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