sábado, 23 de mayo de 2015

TRIATLÓN DE GORLIZ: Empezamos!!!

La propuesta de Pablo Gutiérrez de adelantar el debut de la temporada de triatlón un par de semanas respecto a la fecha prevista tuvo un SÍ por respuesta. Las buenas sensaciones y la notable mejoría que noté nadando desde que entreno con el equipo Máster de Marisma me animaron a probar suerte en el Triatlón de Górliz. Una carrera dura dura por su segmento ciclista de 28 kilómetros subiendo y bajando puertecillos.

El domingo, día de la carrera, amaneció lloviendo. Primer jarro de agua fría... No me mola la lluvia y este año no sé qué pasa pero ha llovido en la mitad de las carreras que he corrido. A las 6:30 am aparco el coche en casa de Pablo y cargamos la "triatloneta" con nuestras bicis y demás bártulos.
Pese al tiempo, el ánimo estaba por las nubes. Pero la historia no había hecho más que empezar... Cuando aún no habíamos salido de Cantabria e íbamos felices en la "triatloneta" a 80 o 90 km/h, empezó a sonar un extraño ruido. Miré a Pablo y su cara lo dijo todo...uiuiuiuiui que esto tiene mala pinta. La furgo empezó a perder gas mientras pasábamos sobre el último viaducto antes de cruzar la frontera. Empezamos a subir y en un intento de reducir marchas el motor de la "triatloneta" empieza a echar aceite y se para, con tan buena suerte que nos deja tirados justo en un hueco que hay en el arcén de la autovía. ¡No me lo puedo creer! Eran las 7:30h de la mañana y ya teníamos la aventura preparada. Llamamos a la grúa y a Pablo Antón, compañero del Bénder que nos vino a recoger desde Bilbao y gracias al cual pudimos llegar a Górliz.



Con el susto en el cuerpo aparcamos en la finca de unos conocidos de Pablo, justo enfrente de la playa donde sería la natación. Hace falta poco tiempo para darse cuenta de la repercusión mediática que tienen los triatlones del País Vasco. ¡Más de 400 inscritos! El ambiente era increíble, aunque con las prisas, por haber llegado justos, no pude disfrutarlo del todo.

Entré en boxes apresuradamente, a 5 minutos de que nos cerraran el acceso. Coloqué todo casi sin pensar, hice una última visita al baño y, mientras, oigo que nos están llamando ya a salida ¡que no llegoooo! Me pongo el neopreno y cuando bajo a la playa ya están colocándose bajo el arco de salida. Las chicas están nadando y sin calentar ni nada me tengo que abrir hueco para coger buen sitio, porque más de 400 tíos en el agua puede ser muy agobiante.

Se da la salida y, por suerte, los primero 200 metros corriendo hasta el agua sobre la arena, permiten que el pelotón se estire y no haya apretones al entrar al mar. Mientras corro despendolado por la playa pienso: "como me tire al agua de repente, con lo acelerado que voy, me ahogo". Y casi se cumple... Me zambullí en el mar y los pulmones se me cerraron por el frío. No podía respirar así que decido incorporarme. Me paro y pienso: "poco a poco Pelayín". Entro caminando en el agua, dejo que el cuerpo se adapte al frío y empiezo a dar brazadas hacia la primera boya. Nado tranquillo al principio, evitando golpes, aunque voy en medio de un pelotón. A medida que pasan los metros el frío se hace más soportable y voy cogiendo ritmo. Me pregunto dónde estará Pablo e intento mirar alrededor por si por casualidad está por ahí cerca, pero no lo veo, así que sigo nadando y llego a la primera boya bastante a gusto. Entre la primera y la segunda sigo cogiendo ritmo y pasando a mucha gente. Aunque en ese largo la corriente tira en contra, me noto deslizar y me da confianza para seguir apretando hasta la orilla, saliendo el 25 del agua con muy buenas sensaciones y bastante cerca de la "pomada", ya que escasos segundos por delante habían salido Dani Bayón, Guillermo Ruíz o Pello Osoro, algunos de los favoritos al triunfo.



Corro por la arena a buen ritmo mientras saco las mangas neopreno y llego a la T1 con la incógnita de si con las prisas lo había dejado todo bien preparado. Me quito el resto del neopreno, cojo la bici y me lanzo a por el "sector incógnita". En total 28 kilómetros de bici que no me conocía. Solo sabía que eran duros, pero no me imaginaba que tanto. Nada más salir "rampón pal cuerpo". Subida de unos 2 kilómetros con desniveles de más del 10% que me permiten ir pasando gente "a trisca". Subo suelto y me encuentro genial y con mucha fuerza, pero al coronar el primer alto me doy cuenta de que las fuerzas y las buenas sensaciones no me van a servir para nada. Estaba lloviendo y la bajada era bastante peligrosa y con la carretera muy muy mojada, así que tirando de sentido común decido no arriesgar lo más mínimo y bajo completamente parado. Todos a los que había adelantado previamente me devuelven la jugada en la bajada, pero me da igual, no quiero arriesgar a caerme y joder la temporada, o cosas más importantes. Justo antes de llegar abajo y empezar a subir de nuevo, me alcanza el grupo del que iba tirando Gorka Bizkarra. Se me van 10 segundos pero pronto la carretera se empina y respiro aliviado. Les recupero los 10 segundos y los adelanto yendo a mi ritmo. Pienso que Gorka intentará seguirme pero no lo hace así que yo sigo a lo mío y p´arriba. Antes de coronar alcanzo al grupo de Guillermo Ruíz, le saludo y tan pronto como le digo hola le vuelvo a decir adiós. De nuevo una bajada peligrosa y se me va ese grupo. El de Gorka me adelanta de nuevo, pero esta vez hay mucha bajada y me sacan ya una distancia de unos 40 segundos que en la siguiente subida no logro recuperar.



Nuevo calentón y engancho a Min. Voy haciendo la goma el resto del sector, quedándome en las bajadas y pillando al grupo en las subidas, y así hasta el último alto. Solo queda bajar a Górliz.. sí, bajar... El sector de bici termina en bajada y eso significa que voy a llegar algo descolgado de mis compañeros de fatigas. Además, la lío y me descalzo a falta de 1,5 kilómetros, pensando que ya habíamos llegado (no me conocía el circuito, mea culpa). Hago los últimos metros con los pies fuera y me bajo de la bici en el puesto 17, con la única posibilidad de remontar hasta el puesto 13, pues el grupo precedente (el de Gorka) me sacaba más de 2 minutos.



Dejo la bici, me calzo y se me arrugan las plantillas. Solo espero que eso no condicione la carrera y no me provoque heridas en los pies, porque con lo delicados que los tengo... Me lanzo con todo a por los 5 kilómetros por el paseo marítimo y antes del kilómetro 1 ya había adelantado a todos los de mi grupo, es decir, ya iba en el puesto 13, el que a la postre sería definitivo. Tras llegar donde Min, que era el primero del grupo de bici, corro unos metros con él, comentamos la jugada y sigo hacia adelante, planteándome el sector como un entreno de calidad. Disfruto viendo a los primeros. Dani Bayón va segundo pero a punto de dar caza al líder, y Pello Osoro es tercero. ¡qué envidia no poder estar en la pomada! Completo la primera vuelta y los pies me dan un aviso... 



Las arrugas en las plantillas hacen que me roce el dedo pulgar y tengo que tener cuidado. Aún así cruzo la meta marcando el segundo mejor parcial (a 3:17 por km de media aproximadamente) y contentísimo por las sensaciones en todos los sectores. Es una pena que la lluvia me haya arruinado la carrera pero me voy muy contento de Górliz y con la moral alta para encarar estas dos semanas antes del inicio de los triatlones en Cantabria.



Próxima parada: San Vicente! ;)

miércoles, 13 de mayo de 2015

DUATLÓN VILLA DE CABEZÓN: Un postre un tanto amargo

Sabor agridulce con el que cierro la temporada de duatlones. Dos semanas después del Campeonato de Europa en Alcobendas, decidí poner punto y final a esta primera parte de la temporada con el duatlón Villa de Cabezón, a disputarse sobre distancia sprint y sin drafting, y con el aliciente de ser el Campeonato Universitario de la especialidad, título que me falta en mis vitrinas, pues los últimos dos años Felipe me había relegado al segundo cajón.

Si bien en los entrenamientos de bici las buenas sensaciones acompañaron los días previos, en los entrenos a pie fue todo lo contrario. Quizás estoy pagando el esfuerzo de la temporada de cross o "yoquesé"... (¿será la primavera?) pero la máquina no carbura como carburaba. Aún así me planté en línea de salida con la ilusión de darme un regalito de fin de temporada duatlética.

El calor sofocante a las 10:30h de la mañana era un presagio de lo dura que iba a ser la carrera. En parrilla de salida muchas caras conocidas: Manu Vega, Felipe, Gorka, Pando, Toñín... estos siempre disputan la victoria. Además de muchos otros que esta temporada han dado un buen salto de calidad, como es el caso de Sergio Bolado...¡Cómo anda el cachorro!



Pistoletazo de salida con mucha puntualidad y Pando lanza la carrera, pero a Manu no le gusta el ritmo y pasa a liderar un tren que pronto se queda con 5 vagones: Manu, Gorka, Pando, Toñín y yo. Antes del kilómetro uno Toñín cede y nos quedamos cuatro. Vamos demasiado alegres (3:03 el primer kilómetro) y noto que las piernas no están acostumbradas a esos ritmos. Pando es el siguiente en caer, tan solo dos kilómetros y el ritmo de Manu hace daño.



Intento agarrarme a la dupla de cabeza pero voy sufriendo muchísimo. Además noto que el pie empieza a darme guerra y taloneo de vez en cuando. Lo que me esperaba... kilómetro 3 y poco a poco Gorka y Manu se me van. No puedo seguirles y me vengo un poco abajo en todos los sentidos. Completo los 2 kilómetros restantes sufriendo para no ceder mucho y para que no me pillen por detrás y llego a boxes tercero.



Hago el cambio normalito y me lanzo a por los 24 km llanos sin drafting con la rueda lenticular de Pablo. ¡Esta es la mía!, pienso, pero nada más dar la primera pedalada me doy cuenta de que no... que no es la mía. Me falta chicha y voy a medio gas. Las piernas no son capaces de imprimir la fuerza a los pedales que sé que tengo dentro.

Contemplo tristemente como las figuras de Manu y Gorka se pierden en el horizonte y empiezo a contar los segundos que faltan para que los miuras que llevo detrás me quiten las pegatinas.
Pasan los kilómetros, sigo a ritmo, no me da la sensación de ir fuerte, pero no me pasa nadie. Prefiero no mirar para atrás. A falta de 3 kilómetros para dar la vuelta Pando me pone en mi sitio. Es ahí cuando reacciono un poco y cogiéndole la referencia sufro para no perder comba, pero ¡qué va! Pando es un "animalico" en bici y pensar en seguirle es una locura. Giramos en el cono y, como predije, por detrás vienen Toñín, Mendiguchía, Bolado, Flipe, Peláez... ¡qué manada! Me exprimo para que no me pillen en la vuelta, ya con terreno favorable, y lo consigo, pero Pando ha abierto 30 segundos conmigo insalvables en la última carrera a pie de 2,5 kilómetros, así que poso la bici y asumo que voy a ser cuarto.



El último sector me dedico a controlar a los de detrás y a rodar a ritmo alegre, "ma non tropo" para entrar en meta en una cuarta posición que me sabe a poco. Lo mejor de este último sector fue "mosquear" a mi compañero del Bénder Ivan Polo, justo antes de entrar yo a meta, haciéndole pegarse un buen calentón en lo que era su primera vuelta de este sector pues me había confundido con Marsella.



Manu Vega gana merecidamente la carrera y se hace con la victoria en el Circuito Liberbank de duatlón 2015. Gorka es segundo y Pando tercero.

Me consuelo sabiendo que he ganado el título universitario por primera vez en mi vida, pero sé que puedo dar mucho más y que hoy, en condiciones normales les hubiera disputado la carrera a Manu y a Gorka. Pero "ye lo que hay" y ya vendrán los triatlones para alegrar un poco el patio.



De momento a descansar esta semana, que el próximo finde debutamos en el Triatlón de Gorlitz, hasta donde me desplazaré con el bueno de Pablo.


Saludos y sean felices :)

sábado, 2 de mayo de 2015

CTO DE EUROPA DE DUATLÓN (GGEE): Recogiendo la cosecha del invierno

Está claro que no todo el camino hasta la meta es de color de rosa. Si de algo puedo sentirme afortunado es de llevar unos años sin lesiones que me impidan hacer cada fin de semana lo que más me gusta, que es competir. Pero esta vez surgieron pequeños imprevistos que supusieron un dificultad "extra" para lograr el objetivo que me marqué en esta primera parte de la temporada: luchar por una medalla en el Cto de Europa de duatlón en distancia Standard (10km a pie, 40km de bici sin drafting y 5 km de carrera a pie) en mi grupo de edad (25 a 29 años).

Dos semanas antes del gran objetivo volvía de Soria del Cto de España de duatlón con un sabor amargo, y no tanto por el resultado (5º) como por las consecuencias de la carrera, a dos semanas del europeo. Un pie izquierdo destrozado con una profunda herida en el lateral era el presagio de lo que sería una semana aciaga. Y como bien auguré, pasé la semana sin poder entrenar la carrera a pie, y lo que es peor, casi sin poder caminar. Completamente inútil me sentí durante toda la semana e incluso tuve que renunciar a competir en el Cto Regional de Duatlón de Polanco, carrera que había marcado con una "X" en mi calendario y que me serviría para medir mi estado de forma de cara al europeo de Alcobendas.



Y con estas llegamos a la semana previa. Por fin puedo calzarme las zapatillas de correr y rodar un poco. Lunes, Martes y Miércoles los dediqué a trotar suave, buscando sensaciones que, desafortunadamente no terminé de encontrar. En bici, sin embargo, me encontraba inmenso. Trato de entrenar siempre en el mismo circuito, donde tengo los tiempos de paso controlados y donde puedo medir mi estado de forma, y sin duda llegué a Alcobendas en las mejores condiciones para afrontar el sector que se preveía decisivo: los 40 kilómetros de bici sin drafting.

El viernes por la tarde viajamos a la localidad madrileña con la idea de salir a reconocer el segmento de bici. Lo que en un principio iba a ser un reconocimiento para coger confianza en este sector, se convirtió en un bajón de moral al ver las características del trazado. ¡28 GLORIETAS a pasar en cada una de las 4 vueltas! ¡Qué locura! El resumen de lo que allí me encontré es fácil de hacer: circuito pestoso, con repechos entre glorietas y con zonas verdaderamente peligrosas, curvas en bajada, badenes y alcantarillas, asfalto roto y rotondas en contra peralte. Un circuito no apto para "cabras" ni para cagones como yo. La idea de aferrarme en mi potencial sobre la bici para hacer buena carrera se había ido al traste. Mientras volvía al hotel me repetía una y otra vez: "Es lo que hay y es igual para todos, así que no hay nada perdido".



El sábado aprovechamos el día para descansar y ver la carrera élite y de paralímpicos. He de decir que viendo competir a estos últimos llegó incluso a saltárseme alguna lágrima ¡qué ejemplo! ¡qué valor! Te hacen ver que no hay barreras para alcanzar la felicidad y que querer es poder. Si algún día tenéis la oportunidad de ver a estos campeones en acción disfrutadlo y aprended de ellos. Yo lo he hecho.
Con un ojo mirando al cielo nos fuimos a dormir el Sábado. Si ya de por sí el circuito de bici era horrible, las previsiones meteorológicas pronosticaban que durante la noche entraría una borrasca con viento y lluvia que barrería Madrid durante el domingo, produciéndose las peores tormentas a partir de las 12 del medio día, justo la hora a la que tomaríamos la salida. Mejor no pensar en nada más, porque si no no corro...

El Domingo amaneció según lo previsto: lloviendo. A las 8 de la mañana me dirigí a la zona de boxes. Aunque la carrera era a las 12, teníamos que pasar el control a las 8 de la mañana. Primer imprevisto: cuando estoy haciendo cola para entrar en boxes me piden el traje de la selección para verificar que todo está correcto. Busco en la mochila y...¡no lo tengo! Cojo la bici y me pego el primer calentón de la mañana para llegar al hotel, coger el traje y volver a boxes, entrando in-extremis, pues a las 8:30h cerraban el control de material.

Coloco la bici con mimo y cubro las zapatillas con bolsas de plástico para evitar que se me llenen de agua hasta la hora de la carrera. Con casi 4 horas por delante me vuelvo al hotel a descansar y a mentalizarme para lo que va a ser una durísima carrera. Sigo pensando que las condiciones son iguales para todos pero no me consuela ya esa frase y tengo conmigo una sensación de tristeza y de nervios bastante extraña. En este sentido tengo que dar las gracias a Fernando García Aja por tranquilizarme y por ayudarme a elegir la presión óptima de las ruedas para afrontar con seguridad los 40 km de glorietas en bici. Siento haberte llorado tanto esa mañana pero los nervios por la falta de práctica sobre asfalto mojado ya pudiste ver que estaban más que presentes.



Y por fin llegó la hora de la carrera. Por delante dos horas de pleno esfuerzo, ante unas condiciones climáticas dantescas que con el paso de los minutos iban a peor. Sin embargo, a medida que se acercaba el momento de salir, mis eran eclipsadas por la adrenalina de la competición. Última y acertada decisión la de salir con térmica a la carrera. Los 8 grados y el viento que soplaba en Alcobendas pedían a gritos algo más que un tritraje de tirantes.
A las 12 en puntos nos llevaron a línea de salida a los grupos de edad de 18 a 29 años. Unos 50 participantes en esta franja de edad íbamos a ser los primeros en inaugurar el Cto de Europa de Duatlón en distancia Standard. Posteriormente y cada 5 minutos se irían dando salidas al resto de categorías y a las chicas.

El mítico audio que la Federación Española pone en los momentos previos de las carreras y que simula el latido agitado de un corazón, dio paso al bocinazo de salida. El primer sector consistía en 4 vueltas de 2,5 kilómetros (algo menos quizás) por las "cuestudas" calles de Alcobendas. Salimos en subida, 400 metros de rampa antes de coronar el primer "altillo" y lanzarnos cuesta abajo para ir en busca de una nueva subida. En resumen, un sector rompepiernas con más de 150 metros de desnivel positivo acumulado en los casi 10 kilómetros. Al ser una prueba internacional, con participantes de países como Inglaterra, Austria, Francia, Portugal, España... no tenía controlado a todos los rivales. Quizás al que veía como favorito era al español Jesús Calle, que venía de dar un recital en el Cto de España de Duatlón en esta misma distancia y que desde el primer metro de la carrera a pie puso tierra de por medio. En la primera vuelta él y el inglés Samuel Pictor abrieron un hueco con el segundo grupo de unos 20 segundos. En este segundo grupo iba yo junto al español Josemi Gómez, dos ingleses y un austriaco. Las sensaciones no eran del todo malas pese a llevar más de dos semanas sin correr por debajo de 4min el km.



Mi actitud en este primer sector fue bastante conservadora, aunque tampoco sentía la posibilidad de ir mucho más rápido a pie. En la segunda y tercera vuelta se afianzaron los puestos y me coloqué cuarto a la estela de Josemi, que tenía un ritmo bastante aceptable. Sin embargo, las diferencias con los primeros iban creciendo y al término del primer sector cedía dos minutos con el inglés Samuel Pictor y casi uno con el español Jesús Calle. 



Entramos en boxes bajo un gran diluvio. Como sé que durante la bici no me iba a atrever a soltar las manos del manillar, preferí tomarme los geles de 3Action que llevaba preparados para este sector antes de subirme a la bici, por lo que pierdo unos segundillos con Josemi y comienzo el sector en cuarto lugar.

Arranco la moto y me olvido de las glorietas, las alcantarillas, la lluvia. La adrenalina eclipsa todo y solo tengo en el punto de mira a Josemi, que viaja unos 10 segundos por delante. En las primeras rampas se me escapa un poco pero cuando llegamos a la única zona donde se podía uno acoplar más de 15 segundos seguidos le recorto toda la distancia y aprieto para dejarle atrás. Voy con todo, agarrado a mi Cerveló P2 con fuerza y determinación. Las sensaciones en bici eran buenas y antes del giro para volver me cruzo con el inglés que lidera la carrera de forma holgada. Las distancias se mantienen tanto con él como con Jesús, así que va a haber que ponerse las pilas si quiero estar en la lucha por las medallas, porque por detrás, bastante cerca, venía todo el rebaño de corredores y no sabía realmente su potencial en bici.



Cuando creía haberme afianzado en la tercera posición, Josemi me quita las pegatinas en una de las bajadas peligrosas. Puff esto se complica, pienso. Consigue abrir hueco en la zona de glorietas en bajada, donde su bici (una normal de carretera) se muestra más ágil que mi cabra. Sufro para no perder el contacto visual. Sé que es la referencia que no puedo perder para optar al podium pues visto lo ocurrido en los 10 primeros km yo era, quizás, el más flojo en la última carrera a pie, por lo que no debía conceder ni un segundo.



Ya en la segunda vuelta empezamos a doblar corredores... situación muy incómoda y peligrosa. A mitad de vuelta vuelvo a alcanzar a Josemi, pero esta vez decido quedarme detrás a unos 50 metros e intentar aguantarle en la zona de glorietas. La distancia con los dos primeros seguía siendo la misma: unos 2 minutos con Samuel Pictor y 40 segundos con Jesús Calle. Los ánimos de Vanesa al inicio de la tercera vuelta me hicieron apretar un poco más y en esta misma, sufriendo para aguantar a Josemi a la vista, le recortamos medio minuto a Jesús, empezando la cuarta y última vuelta los tres españoles prácticamente juntos. El duelo está servido pero aún quedan 8 kilómetros de bici y queríaa hacer valer mi estado de forma, así que me pego un calentón y los adelanto a los dos. No miro atrás y pedaleo con todo para abrir el mayor hueco posible. Afronto la útima subida con fuerza peeero me llevo la sorpresa al ver que no había conseguido despegarme de mis rivales y que ambos me devolvían la jugada a falta de 1 km. Ya solo quedaba aguantar en la peligrosa bajada y jugárnosla en el último sector a pie.



Tres duatletas para dos medallas... uno de nosotros se iba a quedar sin ella y no quería ser yo. Me bajo de la bici el cuarto pero pegadito a Jesús y a Josemi. Toco tierra y... ¡CLIIIIIIN!  suena la campana de alarma muscular ¡Mis gemelos! En la larga transición corriendo descalzos sobre el asfalto voy como un pato, pisando como puedo porque todos los músculos de mis piernas quieren subírseme. Dejo la bici y salgo a correr. En la primera rampa Jesús nos saca un verano. Yo me quedo tras Josemi con unos calambres que a punto están de hacerme parar a estirar y tirar la toalla. Nunca había tenido esa sensación tan desagradable. La limitación muscular era horrible y poco me faltó para decir: "Hasta aquí hemos llegado". 



Tiré de lo que tengo y de algo más para aguantar la estela del español en este primer kilómetro. Vamos tercero y cuarto y los 4 kilómetros restantes se prevén muy duros. De un momento a otro, como si acabaran de tocarme con una varita mágica, mis piernas se empiezan a soltar y los calambres desaparecen. Sigo a la estela de Josemi por miedo a que sea una falsa alarma, pero a los 500 metros de haber recuperado las sensaciones me la juego y cambio el ritmo dejando atrás al español y tratando de amarrar la medalla de bronce. Llego a la zona de meta tras completar la primera vuelta y recibo el apoyo de mucha gente, entre ellos Inma Pereiro, que me grita como si no hubiera un mañana. Miro al frente y me doy cuenta de que estoy dando caza a Jesús Calle. 



Las sensaciones cada vez son mejores y aún quedan 2 kilómetros para soñar con subir un escalón más. El bronce está muy bien, pienso, pero la plata mola más jeje. Y a falta de 1,5 kilómetros adelanto a Jesús. Veo que va tocado y yo sigo a mi ritmo. Me encuentro pletórico, estoy a punto de repetir el puesto del año pasado en el mundial de Pontevedra. Los ánimos de mi madre en los últimos metros son cruciales. Miro hacia atrás y no veo a nadie. Me acuerdo de las dos últimas semanas, los días de cama curando la herida, la renuncia a correr el Duatlón de Polanco... sin duda este era un final inesperado que suplía con creces todos los malos ratos. Por delante Samuel Pictor ya era campeón de Europa, así que entro en la alfombra azul, afronto los últimos 50 metros, busco a Vanesa, me paro, le doy un beso y entro en meta despacito y disfrutando de lo conseguido. ¡SÍ SÍ y SÍ!




Más que un gesto de emoción lo que hago es un gesto de rabia. Rabia y alegría por haber sido capaz de sobreponerme a unas condiciones tan duras y nuevas para mí y por todos los malos momentos de las semanas previas en las que apenas pude entrenar debido a la herida de mi pie. No llegué en mi mejor momento de forma pero sí supe sacarle el mayor provecho a lo que tenía. 



Por eso la satisfacción de haber logrado esta plata supera con creces a la del año pasado. Por eso quiero agradecer a todos los que me apoyan, desde mi familia, Vanesa, mis amigos, compañeros de equipo, compañeros de trabajo, y a los que han puesto un granito de arena para ayudarme en 2015 a superar mis objetivos:  Gracias a TruebaSport por dejarme la "pepino" de cabra con la que estoy yendo mejor que nunca en bici, a Sscar por vestir mi bici con sus ruedas y que, después de probarlas en mojado, he de decir que no había tenido nunca unas que fueran tan bien sobre esta superficie: gran frenada y muy seguras con viento lateral. A 3Action porque gracias a la fórmula anticalambres de sus geles pude acabar una carrera tan dura más fuerte que ninguno de mis rivales. Gracias a Catlike por el casco, las zapatillas y las gafas, material con el que me encuentro muy a gusto y al que estoy sacando partido. Y a "Me gusta la naranja" por darme esa fuente de vitamina C mañanera durante este invierno y evitar que cogiera ni un solo catarro.

Y para terminar el día, emotiva entrega de medallas donde mis amigos Sergio Santiago y Fernando García Aja recibieron también sus preseas de subcampeón y campeón de Europa respectivamente, en sus grupos de edad. Como suelo decir: " lo mejor de las triunfos es compartirlos" ¡ENHORABUENA CRACKS!






Y ahora, con la primera parte de la temporada finalizada me voy a tomar una semanita de relax para volver con ganas a preparar la temporada de triatlón que empieza en Cantabria en un mes exactamente.


Saludos a todos y sed prudentes ;)