miércoles, 23 de septiembre de 2015

Triatlón de Comillas: ¡¡CAMPEÓN REGIONAL DE TRIATLÓN!!

Muy buenas a todos. Como ya viene siendo habitual, el mes de Agosto cierro el chiringuito y procuro desconectar del mundo de la competición que tan absorbido me tiene el resto del año.

Después de salvar la papeleta en las veloces millas veraniegas de Santander, Polanco y Selaya, y de recuperar fuerzas durante unas merecidas vacaciones por las Islas Canarias, llegó el turno de ponerse de nuevo el mono de trabajo y activar el chip de los triatlones.

La segunda mitad de Agosto la dediqué a ir recuperando sensaciones en cada uno de los tres deportes. Si bien a pie no me resultó difícil coger un buen nivel rápidamente, en bici y nadando me estaba costando horrores sacar adelante los entrenos. Pero llegó Septiembre, y con él, el que es, quizás, el mes que mejor me encuentro del año. Las buenas sensaciones volvieron a mí durante la primera semana. Tanto, que decidí adelantar la vuelta a la competición y me apunté al Triatlón Sprint de Santa Olaya, donde el nivel siempre es muy alto y que me iba a servir para medirme y coger ritmo de carrera de cara al objetivo del mes: el campeonato regional de triatlón en Comillas.

Pero la mala suerte quiso aliarse conmigo y, un entreno de natación en el Sardinero con Juan Martín Sarobe la mañana del jueves previo a la carrera, tras haberse producido un vertido esa misma noche por el emisario del Chiqui, me hizo pillar tal gastroenteritis que me pasé el fin de semana del triatlón entre la cama y el baño, con mucha fiebre y sin poder comer. La semana siguiente fue horrible. Si bien los dolores intestinales y la fiebre se me habían pasado rápido, durante cuatro días a penas pude ingerir alimento alguno. Consecuencia: tres kilos menos y menos fuerza que un flan de Royal...

Un paraíso al lado de casa

El viernes 11, a 8 días de Comillas, estuve a punto de escribir un correo a la Federación para que me desapuntaran de la carrera. Pero gracias a los ánimos de Vanesa y mis compañeros de equipo, decidí aplazar unos días la decisión de correr o no, y darle la oportunidad al cuerpo de ir sintiéndose mejor. Esa fue la mejor decisión que pude haber tomado, porque, aunque quedaban pocos días para la cita, la semana previa fue un constante mejorar. En cada sesión tenía más fuerza y, además, contaba con la ventaja de haber bajado unos kilos... no hay mal que por bien no venga.

Llegó la mañana del Sábado. El triatlón de Comillas es una prueba sin drafting, con 1500 metros de natación, 39 km de bici durísimos y 9 km de carrera a pie aún más duros. De las que me gustan, y donde el pasado año había sido campeón regional, completando una de mis mejores carreras hasta el momento.

Aunque en 2015 llegaba en pleno proceso de recuperación de la gastroenteritis, no quería quitarme de la cabeza el objetivo de revalidar título. Las bajas de última hora de Sergio Correa, Gorka Bizkarra y Roberto Cuesta allanaban, en cierto modo, el terreno, pero no del todo, porque siempre acaba apareciendo alguien que da la sorpresa o alguien que haya preparado a conciencia la prueba. De entre los cántabros, el regreso de Felipe a competición siempre hay que tenerlo en cuenta. Para mí, viendo sus antecedentes y cómo estaba entrenando, era el máximo rival. También contaba con Sergio Bolado, Sergio Sobrino, Esteban Cerro, Pablo Zubiaurre, a quien había visto competir muy bien el fin de semana anterior, y, cómo no, Fernando Cabellos. El regreso del ex-internacional español al mundo del triatlón le daba a la prueba un caché importante. Ocho años parado para este súper clase que volvía a los ruedos y lo hacía defendiendo los mismos colores que yo, los del Bender Triatlón. El resto de integrantes del equipo, aparte de Cabellos y yo, eran Jose Benaite, Pedro Cantero, Miguel Marsella, Iván Polo y Pablo Gutiérrez. En ellos estaba la posibilidad de subirnos al pódium o no, objetivo que nos marcamos a principio de año. Desde la barrera, Gonzalo y Pablo prometían dejarse la garganta animando. Nadie contaba con nosotros esta temporada y, hasta la fecha, no nos han bajado del pódium por equipos en ningún triatlón.

No estoy nervioso... solo concentrado

A las 9 de la mañana y con un día de sol radiante, pero de temperatura otoñal, llegamos a Comillas. Tras el ritual de boxes y de haberme asegurado de que todo estaba en orden, me puse el neopreno y bajé con tiempo a la orilla para calentar un poco en el agua. El mar estaba casi como un plato (me gusta) y un poco fría. Miramos las boyas y vemos que, al igual que otros años, la natación va a ser a una sola vuelta. Poco a poco vamos desplazándonos por la orilla para enfilar de frente la primera de las boyas. Tan de frente nos pusimos que las dos primeras amarillas las teníamos en línea recta y bastaba con apuntar a la del fondo.

Pasando la "famosa" boya amarilla


Fede explica los circuitos y nos indica que hay que dejar tres boyas amarillas a hombro izquierdo. Y sin más dilación se da la salida un poco a la cántabra. Me coloco bien, a pies de Rumayor, Emilio, Bolado y Zubi, por la izquierda. Vamos nadando hacia la primera boya que dejamos a nuestra izquierda sin problemas y enfocamos la segunda que está bastante lejos. No me llevo ningún golpe y consigo nadar cómodo, deslizando y sin agobiarme, a pies del grupo. Incluso me atrevo a distinguir a varios de mis compañeros. Voy con Zubi, Bolado, Felipe, Peláez, Emilio... vamos, con los de siempre, lo cual es buena señal. Llegamos al giro y enfilamos el paralelo a la playa en busca de la tercera boya amarilla. En este largo se desatan las hostilidades. Varios de los del grupo se están desviando a la derecha, mar adentro. Se paran, corrigen la trayectoria, pero vuelven a desviarse. Es entonces cuando decido tomar el camino por mi cuenta. Me paro, veo que estamos haciendo más "eses" que una culebra y me separo del grupo para irme yo solo lo más recto posible hacia la boya amarilla. Creo que la decisión de irme solo fue buena, pues pasé de ir en cola de grupo a estar casi en cabeza cuando nos volvimos a reagrupar en la boya. La pasamos correctamente TODOS, dejándola a hombro izquierdo, y afrontamos los últimos 400 metros hasta la arena, con algún que otro tirón, pero con la misma comodidad con la que había nadado todo el sector ¡BIEN!
Los de siempre juntitos en el agua

Momento clave: Control de alcoholemia jeje

Y cuando la mayor incógnita que siempre tengo en los triatlones estaba a punto resolverse (la incógnita es saber en qué puesto vas cuando sales del agua), toco tierra y me encuentro un panorama curioso... Veo a varios jueces con los brazos abiertos parando a los triatletas que salíamos del agua. Lo primero que se me viene a la mente es: "han parado la carrera y hay que repetir natación". Me detengo y pregunto a un juez "¿qué pasó?". Este  me responde que siga, y así hice. Todos los triatletas de mi grupo hacen lo mismo que yo y corremos desconcertados por la arena. Entro en boxes y oigo al speaker decir que voy ¡TERCERO! ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible?
Me olvido de todo y corro hacia mi bici, me cambio y salgo justo detrás de Ruma y Emilio. Siento que Sergio Bolado se sube a la bici detrás de mí.

Sin saber qué narices había pasado

En la subida de la playa adelanto a Ruma y a Emilio y me pongo segundo. No me lo puedo creer. Kilómetro uno y voy segundo... Nunca me había pasado. Por delante, a dos minutos rodaba mi compañero Fernando Cabellos. Dos Bender liderando la carrera (Pablo apunta esta que no sé cuantas veces va a volver a ocurrir jeje). Sin embargo, por detrás, venía un trenecito con todos los favoritos al triunfo. Cuando estoy a punto de llegar al giro me cruzo con Cabellos. Me saca mucho, demasiado, pienso. Nada más tomar el cono de 180 grados Sergio Bolado me adelanta y se pone a tirar en la vuelta a Comillas. Mis piernas aún no van bien pero no me cuesta cogerle la referencia. Pasamos por Comillas. Voy detrás de Sergio y controlando la distancia, hasta que nos adelanta Zubi. Soy consciente de que no puedo dejar escapar a los "cántabros" que quieran irse hacia delante en bici. Entre medias Monagas llega como un avión y nos pasa a todos sin dificultad, comenzando a escribir su crónica de una victoria anunciada ¡Qué superioridad en bici!

Era pa disimular... en realidad iba muy jodido

Al ver que Sergio Bolado cede metros con Zubi, le adelanto y sigo al del triatlón Santander. Llegando ya casi al alto del Tejo oigo el zumbido de la locomotora del Buelna Felipe Santamaría. Sorprendentemente salí con él del agua e iba a poder cogerle la referencia en bici. La misma maniobra que hice pasando a Sergio, la repetí con Zubi, para que Felipe no se nos fuera demasiado. Con sufrimiento y con un par de... narices, aguantaba los envites del riojano del Buelna, siempre respetando ampliamente la distancia reglamentaria. Sin duda hubo un detalle que creo que marcó mi carrera, y fue ver a Felipe adelantándome en bici mucho más despacio de lo que suele. Lo interpreté como que no iba fino, e intenté jugármela y forzar para seguirle.

Arreando a la burra ¡Dale "p´arriba"!
Fueron pasando los kilómetros y sorprendentemente me iba encontrando cada vez mejor. No me costaba ir al mismo ritmo que mi predecesor e incluso tenía la sensación de poder tirar mucho más, pero conociendo a Felipe creí que sería buena referencia y que bastaría para poder bajarme a correr con opciones de repetir victoria en el Campeonato Regional.
En la subida previa al alto de Santillana cedo unos metros... uiuiuiuiuiui.... esto no va bien. Pierdo fuelle y veo alejarse a Felipe, pero en la parte más dura de la subida vuelvo a recuperarle la distancia perdida y llego al giro con él. Sólo queda volver pero la referencia de Cabellos no es muy esperanzadora... nos mete más de dos minutos y, no solo no le hemos recortado sino que ha ampliado su ventaja ¡Qué bestia parda!

Todavía hay que bajar más el manillar... para 2016

Empezamos a bajar, yo entre Felipe y Zubi. En el regreso a Comillas me voy dando cuenta de que Felipe no tiene punch. Empiezo a plantearme tirar hacia delante porque si no va a haber que correr mucho para pillar a Cabellos. Y es, tras coronar el alto del Tejo y recibir los ánimos de Vanesa, Gonzalo, Pablo Junior y María, cuando decido pasar delante y tirar los 4 kilómetros restantes hasta Comillas. Tanto a Felipe como a Zubi no les cuesta mantenerme la referencia y llegamos los tres a boxes muy juntos.

Fotón Fotón y Fotón! :)
Me bajo el primero de la bici, corro hasta mi sitio, me calzo, aseguro que la zapatilla no tiene ninguna doblez que se pueda traducir en herida con el paso de los kilómetros y me lanzo en persecución de Cabellos cual pollo sin cabeza. En los primero metros Zubi hace ademán de seguirme, pero en la primera cuesta me quedo solo. Por delante casi tres minutos de desventaja, un mundo, pero conociendo los problemas que Fernando está teniendo con las lesiones, aún confío en echarle el guante. Cuando nos cruzamos por primera vez veo que va más cerca de lo que me esperaba. En el kilómetro 3 me dicen que le he recortado minuto y medio. Subimos la "cuestona" que nos lleva al empedrado del centro de la villa, y en la posterior bajada atisbo la figura de Cabellos, rojo Bender, como yo. 

Empezar un 10.000 como si fuera una milla no tiene precio... ¿dónde voy?
Aprieto más aún y antes del kilómetro 5 le alcanzo. Le digo que se pegue a mí, quiero echarle un cable para atar el primer y segundo puesto del regional para el equipo, pero veo que no va bien y me dice que tire, que prefiere ir a su aire. Me despido y sigo corriendo. Cuatro kilómetros por delante con el único aliciente de recortarle algo de tiempo a los dos minutos de ventaja que me lleva Monagas. Pero en la última bajada las piernas me dan un aviso y un pequeño amago de calambres me hace recurrir al freno de mano y regular. Regular para, al menos, poder acabar la carrera corriendo. 

Un poco de técnica de carrera de por medio

Ahora sí, regulando y disfrutando
Aprovecho también para disfrutar del ambiente, fijarme en la gente que me está animando, saludando y sacando fotos. Procuro devolver el saludo a todos, choco palmas, me divierto y afronto con tranquilidad la rampa que me lleva directo al arco de meta donde consigo ser, por segundo año consecutivo, Campeón Regional de Triatlón y segundo de la prueba tras un intratable Emilio Monagas ¡Enhorabuena!

La recompensa a un año de lucha, entrega y esfuerzo. FELIZ

Tercero llega Zubi, demostrando lo fino que anda en este final de temporada y cuarto la bestia parda, Fernando Cabellos, haciendo tercero en el Campeonato Regional ocho años después de su retirada de los circuitos ¡Increíble!

A Emilio no sé quién le habrá enseñado a andar en bici... ¡qué crack!

Espero a que todos los integrantes del Bender vayan entrando. Pablo es el siguiente y lo hace un cuarto de hora después de mí, no está mal. Esperamos a Marsella, que está dejándose el alma por el asfalto y aguanta como un titán los dolores. Sabe que de él depende el pódium y ¡lo consigue! Entra en meta muerto pero nos da al Bender Triatlón la medalla de bronce por equipos y el gusto de volver a subir al pódium.

Pablo no se quitó la medalla todavía. Se ducha con ella jaja

Pódium de la carrera y del regional



Y cuando todos nos las prometíamos felices llega el momento amargo del día. Los jueces nos comunican que hay descalificaciones entre los primeros clasificados. Preguntamos el motivo y lo que nos dicen es que... ¡¿Nos hemos saltado la última boya amarilla?!... ¿Estamos de broma? No dan nombres, pero aseguran que el grupo en el que yo iba en la natación se había saltado la última boya. No quepo en mí de indignación y más cuando hay jueces en el agua que admiten habernos visto pasar correctamente esa boya... No sé el motivo por el que se nos acusa, pero ya puede ser justificado, porque me duele y me parece serio y triste que se acuse a 10 tíos que han actuado legalmente de algo que no ha ocurrido. ¿Por qué se inventan que nos hemos saltado la boya amarilla? Al final se toma la decisión de quitar todas las tarjetas de la natación, sin saber quien la tenía y quien no.

The family. ¡Gracias chavales!

En fin, pequeña mancha en una carrera perfecta, donde me lo pasé pipa, donde volví a sentirme competitivo y donde me he dado cuenta de que aún no tengo la confianza en mí mismo y la ambición que me puede llevar a luchar por algo más que un segundo puesto. Espero aprender de ello y la próxima vez, no tengáis dudas de que arriesgaré.

Muchísimas gracias a todos los fotógrafos presentes en Comillas, con vosotros la carrera tiene imágenes para siempre.
Ruth Cruz
Alfredo Poomusaieva
Berta fotografías
Pablo Gutierrez


Saludos y gas!

Verano de millas, verano de velocidad

Ya se está convirtiendo en una tradición veraniega el hecho de aprovechar el parón en el calendario triatlético para correr alguna milla. Carreras rápidas, de 1609 metros a pie, en las que, como dice un amigo mío, “hay que cerrar los ojos y que sea lo que Dios quiera”.

Con el único objetivo de pasármelo bien, decidí, a ultimísima hora (digamos que el mismo día) correr la milla de Santander. Los triatlones no son la mejor preparación para este tipo de carreras, que requieren rodar a ritmos por debajo de 3 minutos el kilómetro, por lo que experimentar estas nuevas sensaciones me motiva y me gusta.

Casi sin tiempo para pensarlo ya me encontraba en línea de salida del paseo de la Hermida de Santander para tomar parte de la carrera de federados. Éramos unos 20 y más o menos los conocía a todos. Quizás lo más emocionante era el hecho de coincidir en carrera con mis dos compañeros de equipo y de entrenos, Adri y Nacio.




Se dio la salida. Tres vueltas a un circuito de casi 600 metros, de ida y vuelta; la ida con el viento en contra y la vuelta a favor. Manu Heras salió tirando fuerte desde el principio y en las dos primeras rectas cedí unos metros con los 4 primeros. Aproveché el giro antes de empezar la segunda vuelta para engancharme a ese grupito y no dejar escapar ninguna opción. El cuerpo fue entrando en calor y me iba encontrando cada vez mejor. Llegamos a la última vuelta, con Manu tirando todo el tiempo. Tan solo quedábamos cuatro atletas en cabeza: Manu, Toumani Sidibe, un chico joven de Pamplona (Fernando Serrano) y yo. La ida con viento en contra nos hizo pararnos casi por completo, ninguno queríamos tirar y gastar fuerzas, parecía más una carrera ciclista tratando de hacer abanicos que una prueba de atletismo. Preferí guardar las buenas sensaciones para el final. Último giro en el cono y últimos 300 metros en los que cierro los ojos y tiro con todo lo que tengo. Cuando los vuelvo a abrir voy primero. ¡qué largo se me estaba haciendo el sprint! Consigo abrir un hueco importante con mis perseguidores y a falta de 50 metros me relajo y  disfruto de la meta y de una victoria totalmente inesperada.





Debutar en una milla ganando, aunque no sea la Elite, me hizo mucha ilusión y me animó a preparar con ganas las dos siguientes citas: Milla de Polanco y Milla de Selaya.
Estas habían sido las millas que corrí el año pasado y las primeras de mi vida. En Polanco conseguí un tercer puesto en la carrera federada, mientras que en Selaya sobreviví como pude en una carrera Élite que se me quedó un poco grande.

Tras una semana de muy buenos entrenos rápidos a pie (rápidos para lo que soy yo), llegué a Polanco con la misma filosofía que a Santander: disfrutar de la sensación de volar bajo. Ver en el reloj un 2 en lugar de un 3 hace mucha ilusión.


En parrilla de salida formamos una veintena de atletas que, con puntualidad alemana, fuimos colocándonos en nuestro sitio. El nivel era sensiblemente más alto que en Santander. Además de los que compitieron el fin de semana anterior, se unió Mohamed, mi compañero de equipo, que este año está como un avión y cuya táctica de carrera siempre es salir a muerte hasta que reviente. No iba a ser menos en Polanco, así que nada más darse el pistoletazo de salida puso tierra de por medio y se fue en solitario a por las tres vueltas que teníamos que dar alrededor de un parque. Detrás de él salió un joven atleta de Burgos, Pablo Gómez Sánchez, y en tercera posición yo. En los primeros 300 metros se decidieron las tres plazas del pódium, pero el orden dio un vuelco en la última recta cuando el joven Pablo Gómez, que perseguía a Mohamed, se hizo con el triunfo in extremis. Personalmente sufrí como un perro, corriendo 1609 metros yo solo, sin opciones de pillar a nadie ni de ser pillado, y repitiendo nuevamente un tercer puesto en esta milla al que ya estaba predestinado desde el principio. Prefiero las carreras tácticas, en las que llegamos un grupito al final y nos la jugamos en los últimos metros, pero como no siempre van las cosas sobre el guión, lo mejor que pude hacer fue esa sacar esa medallita de bronce.



Y para cerrar el ciclo de millas, el siguiente fin de semana participé en la más especial de todas, en la organizada por mi club, el Selaya-Reparte. Al igual que el pasado año, fui invitado a la milla Elite, así que me tomé el día como un premio por la temporada que llevaba y una oportunidad de competir con grandes atletas. Inicialmente estaba prevista la participación del reciente medallista de plata en 5000 del Cto de España, Antonio Abadía, pero la norma de la federación Española de Atletismo de no dejar competir a sus atletas becados en ninguna prueba fuera del calendario oficial, hizo que no estuviera en línea de salida. Aún así, los mejores atletas regionales se dieron cita en la capital del sobao: Pepín, Adrián Cano, Samuel Abascal o Ilian, entre otros, además de nombres como Workneh Fikire, Álvaro Gutiérrez o Marcos Peón…



Tras ser presentados uno a uno ante el público selayense, nos fuimos colocando en parrilla de salida los 21 participantes en carrera Élite. En algún momento se me pasó por la cabeza intentar hacer el paripé de empezar tirando los primeros 500 metros y salir en la foto delante de todos esos grandes atletas, pero la idea se quedó ahí, y la realidad me puso en mi sitio, que era el pelotón de cola. Salí a muerte los primeros metros pero fue imposible evitar quedarme entre los 4 últimos. Las tres vueltas que había que dar constaban de una ida picando ligeramente hacia arriba y una vuelta picando hacia abajo. Empecé un poco atascado y el ritmo frenético de los pros me hizo quedarme descolgado. En la primera vuelta solo tenía por detrás a mis compañeros del Selaya Barata y Víctor, pero poco a poco fui entrando en carrera. Primero superé a mi compañero Yassine, luego hice lo propio con Youseff Benkert (AD Gijón Atletismo) y en la última vuelta, en un plus de esfuerzo rebasé a Nacho Peña (Torrelavega)  y a Víctor Ramón Peña(Polanco) para concluir el 14 de 21, bajando mi marca en esta milla de 4:49 del año anterior a 4:42 de este año. Sensible mejoría motivada por el hecho de ir de menos a más, algo que hice esta vez sin querer, pero sobre todo, preciosa la experiencia de correr a 2:50 con verdaderos especialistas en la distancia.


Y ¿ahora qué? Pues ahora tocan unas vacaciones creo que merecidas, desconectar durante una semana para volver enchufado a preparar las carreras de Septiembre. Con el Triatlón de Comillas como principal objetivo y otros pequeños retos que poco a poco iré haciendo saber.


Como siempre, disfrutad del camino, que la guinda del pastel se come sola.

Saludos

martes, 1 de septiembre de 2015

CAMPEONATO DE ESPAÑA DE TRIATLÓN POR AUTONOMÍAS (ALMAZÁN): De nuevo jugando a ser cola de león

Está muy bien competir en tu región, pero de vez en cuando viene bien salir al mundo exterior y ser conscientes del nivel que hay ahí fuera en esto del triatlón.

Al igual que la temporada pasada, fui convocado por la selección cántabra de Triatlón para la disputa del Cto de España de Triatlón por Autonomías, en Almazán (Soria). Con unos cuantos triatlones ya a mis espaldas, todos ellos corridos por el Norte (Asturias, Cantabria y País Vasco) tenía muchas ganas de medirme a lo mejorcito de España, o mejor dicho, a correr en la misma carrera que ellos.
EL sábado por la mañana, mismo día de la prueba, pusimos rumbo a Almazán los integrantes de la selección cántabra, con Juanra al mando y a sus órdenes Sergio Correa, Ánder Sáez, Jorge Cueto, Guillermo Ruíz, Marcos Mendiola, Elena Villanueva, María Gómez,  Pilar Miralles y yo mismo.
El viaje en furgoneta fue entretenido y fuimos contando batallitas de la temporada, cotilleos y demás entresijos. En definitiva, un viaje muy agradable con gente con la que comparto una afición y con la que es muy fácil llevarse bien.

Llegamos a Almazán a la hora de comer, fuimos a reconocer el circuito de bici y nos volvimos al hotel, que en realidad era una casa rural reconvertida a partir de una antigua estación de ferrocarril (La Estación del Alma), muy pintoresco todo y muy agradable la zona para ir a pasar unos días.
Primero fueron las chicas las que pusieron rumbo al circuito. Nosotros esperamos en el hotel hasta que fuera nuestra hora. La carrera era a las 19:30 y se hace larga la espera.

Selección Cántabra de Triatlón 2015 (de izda a derecha, de arriba a abajo): Juanra, Sergio, Pelayo, Marcos, Ánder, Jorge, Guillermo, María, Pilar y Elena


A eso de las 17:30 cogimos nuestros bártulos y nos dirigimos a la zona de boxes y carrera a pie, para ver el final de las chicas y familiarizarnos con la zona de natación y transiciones. La primera noticia nada más llegar no fue nada halagüeña para mí, se nadaría sin neopreno. Las aguas marrones del río Duero, a su paso por Almazán, estaban a una temperatura superior a 22 grados, por lo que, de nuevo, iba a pasarlo mal en el agua. Además, si algo hay en el triatlón español son buenos nadadores y hoy, en un triatlón sprint y con drafting (bici completamente llana) salir bien colocado del agua suponía tener mucho ganado.

Tras dejar el material en boxes fuimos a cámara de llamadas. La turbiedad del río no invitaba a sumergirse en él, pero era lo que tocaba. Puntualmente fuimos entrando en el río y colocados tras una boya. La salida se daba desde el agua, y sin que me diera tiempo a oír la bocina, los 120 triatletas masculinos ya enfilábamos río abajo este primer segmento.

¿qué? ¿entramos o no entramos?


La estrechez del río y el nivel de los participantes me hicieron recular un poco en la salida y quedarme atrás para evitar golpes y agobios. Me costó entrar en carrera pero antes de llegar a la boya donde se giraba para volver, con corriente en contra, ya había adelantado varias posiciones. Remontando río arriba levantaba de vez en cuando la cabeza y veía tanto movimiento por delante que me parecía imposible no ir el último. ¡Cómo estaban costando los 350 metros de vuelta! Se hacía difícil avanzar, pero conseguí salir del agua sano y salvo en una discreta 100ª posición... Sin duda la carrera estaba ya hipotecada, a la espera de ver si alguien fuerte en bici podía ayudarme a remontar.



Casi cerrando carrera...


Hice una transición alegre y empecé a pedalear solo, pero pronto se me unió por detrás Luis Hevia ¡Qué sorpresa coincidir con él en un Cto de España! Me alegró ver a mi vecino. Casualidades de la vida, vas a Soria a correr un Cto de España de triatlón con la selección de una región que no es donde naciste y coincides en bici con un vecino de Oviedo de toda la vida, con quien había ido al colegio y con quien jugaba muchas tardes después de clase al fútbol, en el CAU. Pues 15 años después allí estábamos los dos, pedaleando por una misma causa y compartiendo pedales. Sin duda, si tengo que quedarme con algo de esta carrera es con esta anécdota.

Pelotón de cola en bici


Nos dimos relevos durante los 20 kilómetros de bici, alcanzando a algún triatleta suelto que se iba uniendo al grupo, pero por delante, los grandes pelotones rodaban muy rápido. Sergio Correa y Marcos Mendiola iban en el tercero de ellos, mientras que Ánder, Cueto y Min rodaban en el que nos precedía, de unos 25 integrantes y a quienes no fuimos capaces de recortarles nada, llegando a correr a un minuto de ellos. Las sensaciones en bici no fueron buenas, no tenía las piernas del triatlón del pantano del Ebro, y al bajarme a correr tampoco funcionaban.

Tras una buena transición empiezo mi sector favorito consciente de que voy en el puesto 100, aproximadamente, y lo más cercano que tengo por delante es a un grupo de 25 a un minuto. Corro como puedo, pero sin obsesionarme. El circuito es duro: dos vueltas con una subida puñetera que parece que acaba en la siguiente curva pero no lo hace. Antes de completar la primera vuelta empiezo a cazar gente del grupo que me precedía. El primero es Min, que va tocado del gemelo y corre controlando. Pocos segundos después adelanto a Ánder, tanto a él como al grupito de 5 con el que iba, y sigo para adelante. Queda una vuelta y ahora sí me estoy divirtiendo, porque poco a poco estoy pasando gente, y eso motiva. Empezada ya la segunda vuelta paso a Jorge Cueto, ya soy tercer cántabro, y como estoy en puesto de puntuar lo doy todo para seguir adelantando al mayor número de triatletas posibles y mejorar la posición por equipos del pasado año. Por delante Sergio y Mendiola van fuerte y muy lejos, ni siquiera llego a verles, y así, sin sobresaltos entro en meta, contento de haber participado en una carrera de tanto nivel y en un discreto 72º puesto, condicionado por la natación, donde se me fueron completamente las opciones de luchar por nada. 

Remontando hasta donde se pudo


Da un poco de rabia saber que tienes el nivel de los primeros en bici y a pie, pero que cuando llegan estos sectores ya vas cinco minutos por detrás de la cabeza de carrera, pero es lo que hay, y viene bien, de vez en cuando, que te pongan en tu sitio.

Por autonomías logramos dejar por detrás a Asturias, Melilla y La Rioja, por lo que repetimos, más o menos, el puesto del pasado año en Navajas.

Y poco tiempo para recuperar, porque al día siguiente me iba a tocar repetir carrera, esta vez en la modalidad de relevos mixtos, donde dos chicos y dos chicas de cada selección competirían realizando cada uno un triatlón súper sprint.

The boys!!


La mañana siguiente me levanté demasiado cansado de piernas... normal, digo yo, si el día anterior acababas de correr un triatlón, finalizando a las 20:30 h.

El equipo cántabro lo formamos María, Sergio, Pilar y yo. Me tocó la última posta porque al último relevista le correspondía hacer 500 metros más de carrera a pie, distancia que había entre la zona donde se daban los relevos y la meta.

La primera posta la hizo María, que luchó como una campeona para darle a Sergio el relevo. Ver a mi compañero desde fuera, sobre todo en el agua, me hizo sentirme aún más orgulloso de poder estar luchando con él en las pruebas cántabras ¡QUÉ NIVEL! ¡Qué manera de nadar! Sergio recuperó una posición frente a Navarra. Pilar hizo la tercera posta y yo, ya preparado en la zona de entrega del relevo, esperaba nervioso mi turno. Fui viendo como los integrantes de las selecciones punteras se tiraban al agua para disputar el Cto de España. Nuestro propósito era otro, no tenemos nivel para luchar contra ellos, pero por lo menos estábamos dejándonos la piel por la selección. Pilar me entregó el relevo por delante de Melilla y La Rioja. Mi objetivo era dar caza a Navarra, que me sacaba un minuto al entrar en el agua.

A veces me creo Dios, caminando sobre las aguas...




Tomé la decisión de nadar con neopreno y fue un acierto. Los 300 metros pasaron volando y le recorté 30 segundos al Navarro, aunque en la transición perdí un poquito de tiempo quitándomelo, sin duda compensó ponerme el traje. Empecé la bici solo, y a mitad de recorrido alcanzo al chico de Navarra, y sin pararme a pensar le adelanto fuerte y no me coge la rueda. Sigo tirando hasta boxes y abro un hueco de 20 segundos que en la carrera a pie va a ser difícil que me recupere. Sufro mucho en los 2 kilómetros a pie y voy mirando, de vez en cuando, al fondo, con la ilusión de ver a algún otro corredor de otra selección. Pero mis deseos fueron en vano y entré en meta finalmente en el puesto 15, igual que el día anterior y que mejora la participación del combinado cántabro del pasado año, pues no vinieron chicas y no habíamos podido correr el relevo.



Y con este viaje tan productivo y del que saco muchas conclusiones positivas, aparco el triatlón hasta la "hornada" de Septiembre. Comillas es el próximo objetivo triatlético, pero por el medio tengo pensado correr las millas de Santander, Polanco y, una vez más, la milla Élite de Selaya, a la que he sido invitado por mi club. Cambio de chip y ahora a enseñarles a las piernas lo que es correr por debajo de 3´el km...


Saludos y sean todos muy felices