miércoles, 20 de enero de 2016

I Cross de Reyes de Sariego: No hay 3 sin 4 ¿es así el refrán?

Aprovechando los últimos coletazos de las vacaciones Navideñas por Asturias y aún con la resaca de la San Silvestre de Oviedo, me enteré de la celebración de una carrera de 5 kilómetros en Sariego (Pola de Siero). No tenía muy claro si ir o no; quizás el ritmo de carreras de las dos semanas previas me iba a pasar factura, por lo que aplacé mi decisión hasta el mismo día de la prueba por la mañana.

Preferí no hacer un previo pre-carrera específico, como sí había hecho para la de Nochebuena, Angulera, Mieres y Oviedo, y ver cómo respondía el cuerpo sin todo el ritual. Por tanto, el día anterior, en vez de descansar y hacer los 20 minutos de carrera a pie para activar, me metí casi tres horitas de bici con series en llano y en subida, seguido de un rodaje de 30 minutos a pie y unos progresivos. El cuerpo no iba a estar todo lo descansado que me gustaría pero también me motivaba la sensación de probarme a mí mismo en carrera bajo esas condiciones.

En una mañana gris y lluviosa llegué a Sariego con mi padre, me inscribí y me dediqué a esperar en el coche a que se acercara la hora de calentar. Lo que aparentemente pensaba que iba a ser una carrera más o menos fácil se complicó rápidamente con la llegada de Francisco López de Dios (doce veces ganador de la San Silvestre de Ribadesella), Mohamed Bakkali (segundo en la San Silvestre de Oviedo) y Máximo Cordero. Sin duda iba a tener que exprimirme al máximo para ganar, más incluso que en las citas previas.



Calenté unos 20 minutos, aprovechando para conocer parte del circuito. Se trataba de una carrera de 4800 metros, casi todo por asfalto y con tres duras subidas en las que casi hay que caminar. Pero el desconocimiento previo del mismo (pese a haber sido advertido por corredores que ya lo conocían) me hizo adoptar una estrategia un tanto arriesgada.



En total éramos algo menos de 100 atletas, dispuestos a luchar por las tres cestas de navidad que había en juego. Salida rápida y con terreno favorable los primeros metros. Un corredor de La Cerezal toma la iniciativa en este primer tramo, seguido de Francisco, Moha, Máximo y yo. Me mantengo a la expectativa pues, como siempre, los inicios de carrera los suelen lanzar corredores, que quizás no opten a la victoria, a ritmos altos. Tardé 800 metros en confirmar que tenía buenas piernas y, antes del kilómetro 1, me lancé a la aventura. Sin conocer el recorrido ni las trampas que me iba a encontrar, y consciente de que no estaba al 100%, intenté irme, copiando la estrategia de las San Silvestres de San Juan y Mieres. Para mi sorpresa, al poco de ponerme en cabeza tan solo me seguía Moha Bakkali.



Antes del kilómetro 2 llegamos a la primera rampa. Unos 250 metros "pindios" de narices, donde consigo despegar a Moha y me quedo solo. "Pues nada" ahora toca apretar el culo más de 3 kilómetros por "caleyas" que no conozco.
Trato de ir constante, pero los continuos toboganes me rompen el ritmo. Cae el kilómetro tres y me encuentro con la segunda de las rampas, o mejor dicho, muro. Al coronarlo nos meten por una pista de tierra donde procuro ir saltando los charcos y evitando el barro. Salimos de nuevo al asfalto y por detrás siento el aliento de Francisco López de Dios, a quien no le saco ni 10 segundos. Esto no está siendo tan fácil como en Mieres o en la Angulera. Sufro y sigo apretando hasta que por fin encaro la recta de meta.



Y cuando me las creía felices llega el mayor palo de todos... Me desvían a la derecha para hacer un bucle con otra gran rampa con la que no contaba. Iba justito de fuerzas así que la cuesta terminó de rematarme. Por poco tengo que parar y subir andando. A duras penas consigo coronar, miro de reojo y veo que mis perseguidores están lejos. Me lanzo calle abajo, tan "pindia" como la subida, y ya sí, encaro la recta de meta y gano la carrera.




Sufridísima victoria; diría incluso que la más sufrida de todas las que he conseguido estas navidades. Además un buen entreno de calidad que me he metido para el cuerpo y una bonita cesta de Navidad que me traigo a casa de recuerdo.


Es digno de reconocer el esfuerzo de este tipo de organizadores que montan una carrera sin cobrar inscripción y con premios mucho mejores que los ofrecidos por la mayoría de las pruebas que sí se lucran de ello.

 Por eso ¡GRACIAS!

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