lunes, 4 de enero de 2016

SAN SILVESTRE DE OVIEDO 2015: Simplemente...¡feliz!

Son las 3 de la mañana del 1 de Enero de 2016, y acabo de ganar la San Silvestre de Oviedo. Teóricamente iba a acostarme, pero no puedo hacerlo sin dejar escritas unas líneas de esta crónica.

Pancarta de linea de salida de la San Silvestre de Oviedo 2015
Lo que para muchos supone una buena forma de acabar el año, haciendo deporte y quemando calorías, para mí, cada 31 de Diciembre se convierte en uno de los días más especiales del calendario. Ya llevo varias crónicas de San Silvestres estas Navidades y, en todas, pese a los buenos resultados, tenía la cabeza puesta en la cita de mi ciudad, Oviedo. Bajar por Marqués de Santa Cruz, persiguiendo al coche que abre carrera, y ver al fondo, a lo lejos, a toda esa marabunta de gente que parece engullir al atleta al pasar, es una imagen imborrable que no sé si seré capaz de repetir, pero que seguro guardaré en el recuerdo para siempre.

Todos los dorsales con los que corrí la San Silvestre, de 2009 a 2015

La carrera de Nochebuena de Gijón, la San Silvestre Angulera y la San Silvestre de Mieres fueron el preámbulo de lo que sería la tarde que siempre soñé. Me desperté el día 31 con más nervios de lo normal. Desayuno tranquilamente y, mientras, leo la prensa y me entero de que me dan como favorito para ganar en Oviedo. A mí, que siempre me gustó ir de tapado, me cuesta asumir ese papel. Pero bueno, es lo que hay y tengo que asumirlo. Para rebajar los nervios y el ansia hasta la hora de la carrera (18:10), salgo a trotar un poco por el Parque de Invierno. Voy fijándome en los pequeños detalles que me rodean, trato de distraer mi mente de la vorágine que preveo vivir horas después. El rodajillo matinal me ayuda bastante a tranquilizarme y relajarme, a la vez que me permite ratificar las buenas sensaciones físicas de los días previos. La maquinaria está engrasada, solo falta ponerla a funcionar.

A las 17:20h quedo con Miguel en el semáforo de Muñoz Degraín. La costumbre de bajar con él hasta la zona de salida, en la calle Uría, llevamos repitiéndola año tras año, y no quiero perderla. Aún recuerdo aquel no tan lejano 2009 en el que bajábamos por primera vez para correr la San Silvestre. Ningún objetivo claro, ninguna presión, nada más que salir a ver qué pasaba. También recuerdo, ese mismo año, al acabar la carrera, mirar de reojo al pódium y comentarle a Miguel: "Algún año estaré yo ahí". Lo que no me imaginé fue que ya en 2013 lo conseguiría. Aquel tercer puesto supuso mi mayor logro deportivo hasta la fecha (al menos según mi valoración), pero aún quedaban dos escalones por delante. En 2013 la promesa me la hice a mí mismo: "Algún día voy a ganar la San Silvestre". Desde entonces entreno con ilusión y, cada vez que me sitúo en línea de salida el 31 de Diciembre, busco cumplir esa promesa. 

Las buenas costumbres no pueden faltar (con Miguel y Vanesa minutos antes de la salida)

Llegamos a la zona de calentamiento. Este año nos acompaña Vanesa, que, por primera vez, correrá la San Silvestre de Oviedo. Los tres nos empapamos del ambiente que se respira en los prolegómenos de la prueba. El Parque San Francisco se convierte en un desfile de corredores, trotando para activar la musculatura. Mientras calentamos empiezo centrarme y a ponerme algo nervioso. Las sensaciones son buenas y me intento convencer de ello para estar tranquilo y seguro de mí mismo.

Nervioso no, concentrado... Bueno, quizás algo nervioso sí que estaba

Diez minutos antes de la salida hago unos progresivos por delante del arco de EDP. Me encuentro ligero y confiado, y examino a los posibles rivales:  Nando Fernández Junquera (Piloña), Victor Álvarez (Toscaf), Fernando Canellada (Maratón Oviedo), Jorge Cosío (Atletismo Mieres) y Mohamed Bakkali (Universidad de Oviedo), se perfilan como los favoritos a la victoria. La ausencia de Alberto Suárez Laso y de Pablo Ibáñez, entre otros, deja una carrera muy abierta y en la que es difícil apostar a caballo ganador. Sin embargo, a unos minutos para empezar, saltan las alarmas. Se filtra la noticia de que Marcos Peón va a venir desde Gijón a correr la San Silvestre de Oviedo. Un invitado más a la fiesta, que si viene, lo hace con el cartel de favorito bien pegado al pecho.

Con la incertidumbre de si Marcos está o no formamos en la salida. Por primera vez nos colocan a los 20 primeros de la edición anterior delante de las 5000 personas que se van a lanzar a devorar los últimos 5500 metros del año. Circuito duro, "rompepiernas" y sin descansos.

Arranca la XXXII San Silvestre de Oviedo ¡En marcha!

La tensión se palpa en el ambiente. Me sitúo en el medio, cronómetros listos y se da el pistoletazo de salida. No tengo que hacer un gran sprint para no perder posición. Poca gente lucha este año por salir rápido y posar en la foto, así que consigo curvar hacia Toreno bien colocado. Subimos la cuesta en pelotón, muy despacio, lo cual hace que no se rompa el grupo, pero nada más coronar y antes de lanzarnos Cervantes abajo, Víctor toma la iniciativa y empieza a marcar el ritmo. Tampoco vamos a una velocidad endiablada, pero sí lo suficiente para seleccionar a unos 15 o 20 atletas en cabeza de carrera. Corro cómodo detrás de Víctor, siempre en posiciones delanteras para estar atento a un posible ataque. Fernando Canellada y Moha van a mi lado y Nando justo detrás. Pasamos por Independencia, cruzamos Uría, seguimos por Melquiades Álvarez, Covadonga y llegamos a la esquina de Arguelles. Me extraña que la carrera aún no se esté poniendo dura, sobre todo por parte de Nando, del Piloña, pero me da igual, voy cómodo y prefiero mantenerme a la expectativa.


Kilómetro 2, juntos pero no revueltos

Bajamos por Jovellanos y giramos a la derecha hacia la calle Paraíso. Es ahí donde, sin querer, me coloco primero. Estamos en el punto más bajo del recorrido, con más de 3 kilómetros por delante y gran parte de ellos en subida, por lo que  no es momento de tirar. Aflojo y dejo que Moha tome la iniciativa, pero en la calle Postigo Alto Nando lanza su ataque y se escapa. ¡Menudo hachazo! Me esperaba un ataque más constante y he de admitir que me sorprende el cambio tan brusco. Me pongo algo nervioso, pero evito calentarme y reacciono acelerando el ritmo progresivamente. El grupo de 15 en el que iba se rompe, y yo me lanzo Marqués de Gastañaga arriba en persecución del escapado, a quien pillo al inicio de Campomanes. 

Respondiendo al ataque de Nando (Calle Campomanes, kilómetro 3)

Giro la cabeza y veo que Moha va tercero pero algo descolgado. "Este es el momento", pienso. Me pongo a tirar antes de llegar a la Plaza San Miguel, con la intención de dar continuidad al ataque de Nando y aprovechar el factor psicológico que supone ver cómo te recortan la ventaja. No miro atrás, pero cuando llego a Pérez de Ayala y rodeo el auditorio, algo me dice que le he soltado. Esta es la oportunidad de mi vida y no la voy a dejar escapar.

Tirando más de ganas que de fuerzas ¡con todo hasta meta!

Me tiro por Calvo Sotelo cual pollo sin cabeza. Tengo que abrir hueco. Giro a la izquierda, cruzo la plaza de España, bajo por Santa Teresa y giro de nuevo a la derecha para afrontar, ya en solitario, la dura recta de Santa Susana, que pica para arriba, y donde el año pasado tuve una pequeña crisis. No sé cuanta distancia me separa de Nando, pero aprovecho los aplausos de la gente para hacerme una idea. Avanzo por Santa Susana, mente en blanco. Solo me separan 700 metros de meta y no se me puede escapar la victoria.

Es entonces cuando, al asomar en Marqués de Santa Cruz, veo al fondo, a lo lejos, a toda la marabunta de gente en la esquina con Fruela. Bajo Santa Cruz a tumba abierta, como si la carrera acabara ahí mismo, y llego donde está el público. Tan solo 400 metros para cumplir un sueño. Giro hacia Fruela, las aceras están abarrotadas, siento los aplausos con más intensidad que nunca. No me sigue nadie, puedo disfrutarlo. Recorro Fruela y Pozos con una tranquilidad que nunca antes había podido sentir. Última curva y veo el arco de meta. Allí están mis padres y mi primo, pero también siento la presencia de quienes ya no están. No me lo creo, recorro los adoquines que me llevan a cortar la cinta blanca y ¡GANO LA SAN SILVESTRE DE OVIEDO!





 El sueño que llevo persiguiendo años se hace realidad, no sé cómo reaccionar, las sensaciones son raras. Pasar de la máxima agonía a la máxima felicidad es algo a lo que mi cabeza no está acostumbrada, y se queda en blanco. Pero da igual, lo acabo de hacer, he ganado "mi" San Silvestre. Más por inercia que por consciencia me abrazo con Moha (Segundo) y Nando (tercero), felicito al resto de corredores que van llegando, giro la cabeza de un lado a otro, busco a los míos y pronto veo a mi madre. La quiero abrazar, pero antes de que pueda ir donde ella me "secuestran" los de la TPA, los fotógrafos y el speaker. Vivo todo ese momento en un éxtasis del que recuerdo cada segundo. Cuando me libero y me quedo solo, me abrazo al primer conocido que encuentro, que en este caso es Luis Cue, quien me había estado apoyando toda la carrera. Luego veo a mi primo y a Paula y después llegan Vanesa y Miguel, que ya sabían de mi victoria gracias al anuncio por megafonía. Me abrazo a Vanesa y le doy las gracias por todo. Luego voy donde mi madre y hago lo mismo. No sé a cuanta gente habré abrazado en los minutos posteriores a la llegada pero aún ahora sigo con ganas de seguir repartiendo abrazos.

¿Me lo creo o no me lo creo? Foto de La Nueva España

Junto a Moha Bakkali (2º) y Nando Fernández Junquera (3º)

Los momentos posteriores en el pódium superan las expectativas. Me nombran como ganador y salgo entre deslumbrantes focos a recoger el premio ante una plaza de la Catedral abarrotada de gente. Allí están todos, familia y amigos. Levanto la copa y les dedico este premio.  Y ahora, aunque mi cuerpo esté tumbado en la cama y sean las 4 de la mañana, mi mente todavía está en ese cajón del pódium donde  se puso la guinda a un año 2015 de ensueño.

Un sueño hecho realidad



¡FELIZ 2016!

Con mis padres

Con Vanesa

Con Alex

Con mi tío Luis

Tíos y primos

Con el más "míticu" de la San Silvestre Carbayona. Entrena algo para 2016 ¡gandul!

Con Luis Cue

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