domingo, 3 de julio de 2016

10 km Renault Street Run de Oviedo 2016: Viviendo de rentas

Tres semanas de inactividad competitiva y de descanso activo tras el Medio de Valencia fueron suficientes para regenerar cuerpo y mente, recuperar los kilos de la “felicidad”, como yo les llamo, y volver a vestirse de corto para comprobar hasta qué punto se puede vivir de rentas.

En una preciosa mañana de verano y en la tranquila (en fechas estivales) ciudad de vetusta, se dio cita la edición de este año de los 10 kilómetros de Oviedo, patrocinada en esta ocasión por Renault, y que forma parte de un circuito a nivel nacional de esta distancia.

Volver a correr en casa siempre motiva y es un aliciente, pero hacerlo sin estar al 100% y después de haber ganado la San Silvestre y, el año pasado, esta misma prueba, hace que uno se ponga un poco de presión. Pero no, no iba a salir a los 10 kilómetros de Oviedo presionado, iba a hacerlo para disfrutar-sufriendo por las calles de mi ciudad.



Tranquilo y relajado bajé, como de costumbre, trotando desde casa hasta la calle Uría, salida y meta de la carrera. Aproximadamente 600 inscritos (más que público) listos para dar un par de vueltas a un circuito de ida y vuelta hasta el barrio ovetense de la Florida. En parrilla de salida viejos conocidos que volvían a por la corona carbayona, como Pablo Ibáñez, y  también otros rivales duros como Adrián Iglesias, Fernando Canellada, Máximo Cordero, Alfredo Begega… o “el menda” que aquí escribe y que, en la medida de lo posible, iba a intentar hacer algo decente en la prueba.

Alargué el calentamiento hasta un poco más de media hora para terminar de soltar los mocos que tengo agarrados a la garganta por el catarro de esta última semana, y con la tráquea medio limpia me coloqué en primera línea. No me gusta ser protagonista de la película al principio, pero salir bien posicionado es importante para evitar tropezones y controlar la cabeza de carrera desde el comienzo.



Se da el pistoletazo de salida y no tarda nada en estirarse el grupo. Pablo Ibáñez nos pone en fila antes de terminar Uría y girar hacia independencia. ¡¡Puff!! ¡Qué poco acostumbradas tengo las piernas a estos ritmos! Rezando para que la musculatura se adapte rápido llegamos a la primera subida a Viaducto Marquina, en la que el ritmo se ralentiza, y yo lo agradezco. Sé que cuando enfilemos la Losa, Pablo va a poner su ritmo y, muy probablemente se va a ir. Dicho y hecho, lo que tardó en ponerse la carretera plana fue lo que tardó Iba en emprender su aventura en solitario. Por detrás me quedé yo, agazapado a la sombra de Adrián Iglesias, Alfredo Begega y Máximo Cordero. No quería perder la estela de este tren, pues en él iban dos de los vagones candidatos a los tres puestos de pódium. Poco antes del kilómetro tres y cuando le estaba cogiendo el punto a la carrera, Adrián cambió el ritmo y se fue sólo a por Pablo. Yo me quedé detrás de Begega y Máximo, aguantando como podía el intento de ambos de cerrar el hueco con Adrián. En la bajada a Viaducto Marquina, Arturo Prieto, que hacía la carrera de 5 km, nos adelanta como un obús. Me imaginé que ese cambio sería para entrar ya a meta y ni yo ni ninguno de los del grupo hizo ademán de seguirle. Al disputarse en paralelo la prueba de 5 km y la de 10km, corríamos el riesgo de cebarnos con los que iban a por la corta, y eso me pasó a mí cuando en el kilómetro 4,5 Máximo aceleró ligeramente y yo, pensando que era rival para la de 10 kilómetros, me calenté más de la cuenta y sufrí para que no se me fuera esa rueda… Pero al pasar por meta para iniciar la segunda vuelta y ver que él se mete en la de 5km me vine abajo… ¡La hemos liado! Pensé.



Me encuentro en tierra de nadie, con media carrera por delante y con un ritmo que sé que va a ir a menos… Ya no recordaba lo que era sufrir así. Decido, por tanto, bajar el pistón y dejar que Alfredo Begega vuelva a contactar conmigo para ir acompañado toda la última vuelta. La falta de series y de ritmos altos en las piernas no me daban confianza para tirar yo solo, por lo que me refugié a la estela de Begega, que me dio caza antes del kilómetro 6. ¡Cómo me hizo sufrir! Del 6 al 7 a punto estuve de tirar la toalla, pero pensar en renunciar a un pódium en Oviedo cuando lo tienes tan a tiro es como clavarte un pincho en el culo, te hace saltar más y sufrir lo indecible. Al girar en la Florida y afrontar la vuelta ya no quedaba otra… Había que lucharlo. Afortunadamente el ritmo no fue a más, e incluso nos dimos un pequeño respiro tras comprobar que el tercer y cuarto puesto iba a estar entre nosotros y que no nos seguía nadie cerca.

En un panorama similar al vivido el año pasado con Fernando Canellada, pero esta vez luchando por ser tercero en vez de primero (y gracias), enfilamos el último kilómetro situado en mitad de la Calle Uría. Ya se huele la meta, y no sé que tienen las metas en Oviedo que te anestesian del dolor y te dan la sensación de tener una marcha más. Con la idea de cambiar el ritmo a falta de 400-500 metros, fuimos recorriendo la Calle Uría, y en el mismo escenario del pasado año, junto al Filarmónica, saqué esa marchita que tenía guardada y pude despegarme de Alfredo para entrar tercero en meta y disfrutar, inesperadamente, de un pódium cimentado en las rentas de este año 2016, que, sorprendentemente, dieron bastante de sí.



33:06 fue el tiempo que tardé en completar los 10 (o un pelín más) kilómetros de recorrido, casi e mismo tiempo que el año pasado pero en un estado de forma mucho peor. Está claro que año a año la base aeróbica mejora y la capacidad de sufrimiento también, por lo que con menos haces igual o más. Los dos primeros… en otra liga. Hoy me hubiese gustado llegar en las mismas condiciones que en Navidad para estar con ellos, con Adrián (1º) e Iba (2º), pero no pudo ser, y sus cajones en el pódium se los ganaron más que merecidamente. De hecho, agradecido estoy de poder compartirlo con ellos, aunque sea mirándoles desde abajo.




Y tras este calentón vacacional va siendo hora de volver a ponerse serio… Nuevos retos nos esperan, nuevos objetivos y nuevas motivaciones. A partir de la semana que viene empieza la caña de nuevo… Algo gordo se está cocinando….

¡¡KEEP GOING!!!


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