domingo, 7 de mayo de 2017

DUATLÓN DE POLANCO 2017: ¡CAMPEÓN DEL CIRCUITO CÁNTABRO DE DUATLÓN!

*Fotos cortesía de Pablo Gutiérrez, Yaiza Natural, Alfredo Poomusaieva y "D objetivo foto". MUCHAS GRACIAS

Este año se dio la extraordinaria y paradójica circunstancia de que, a fecha 5 de Mayo y tras haberse disputado 4 de las 6 pruebas del Circuito Cántabro de Duatlón, llegué a la 5ª, el duatlón de Polanco, en segunda posición del mismo y con las matemáticas de mi parte para hacerme con el título. Jamás me había planteado ganar el circuito de duatlón de Cantabria. Primero, porque nunca me cuadra para completar el mínimo de carreras necesarias para puntuar, y segundo, porque por las características de los duatlones de aquí (casi todos sin drafting y con unos segmentos ciclistas que tienen mucho más peso que la carrera a pie) nunca había sido competitivo, y mi mejor puesto se limitaba a un 5º Absoluto logrado en el Circuito del año 2015.


Por tanto, esta temporada, y con la vista puesta en los Triatlones de Media Distancia, aproveché los duatlones de Cantabria que me cuadraban por el medio para coger el punto a la competición, con tan buena suerte de que tras correr Astillero, Galizano y Santander, tan solo me faltaba completar uno más para puntuar y, además, me servía con vigilar solo a un par de rivales que podían disputármelo: Otaegui (Santander) y Pablo Herrero (Trisport).

Ante esta circunstancia no quedaba otra que ir a correr a Polanco este fin de semana, el Campeonato Regional de Duatlón. Prueba sin drafting, pura para ciclistas y donde siempre me ha costado más de lo normal hacer un buen puesto por mis limitaciones en bici respecto a gente como Pando, Monagas, Toñín...


No pintaba la cosa muy halagüeña en la tarde del Sábado. La fatiga tras haber corrido el Half de Orihuela y el Cto de Europa de Duatlón en las últimas dos semanas, unido a entrenos exigentes, más bien pensando en el Cto de España de Triatlón de Media Distancia de la semana que viene, me hicieron llegar a Polanco bastante vacío de fuerzas y con el único objetivo de salvar los muebles y asegurar la victoria del circuito.

Más de un centenar de duatletas nos apuntamos a este clásico de la región, en un año, creo, con el mejor cartel de corredores de las últimas ediciones. Al buen estado de forma o a la notable mejoría respecto a pruebas anteriores de gente como Mendiguchía, Pablo Herrero, David González, Manu Vega... (gente que siempre está en la pomada), se unía un elenco de duatletas que en bici son auténticos aviones, como Monagas, Pando, Barroso, Bolado, Guerra, Cuesta, Otaegui, Toñín Suárez... además de Karich Moussa, el internacional bahreiní que tras disputar el Cto de Europa Élite, también era de la partida. Me pongo a contar y como me descuide un poco me salen 20 nombres de mucho nivel. ¡Cómo para despistarse estaba la cosa!


Puntualmente, a las 17:40h, se dio la salida. El circuito de carrera a pie, que consta de dos vueltas de 3 km con 1,5 de bajada y 1,5 de subida, se convirtió en una carrera de "locos" lanzándose cuesta abajo a un ritmo vertiginoso. ¡A dónde va la gente!  Un descuido con el Gármin me hizo pasar los primeros 150 metros de carrera programándolo en modo "Duatlón", y cuando levanté la cabeza del reloj, a pesar de ir rápido, rondaba el puesto 30. 


La primera bajada fue, como digo, un suicidio, encabezado por Karich y seguido de Toñín, que siempre sale a por todas. Con el cuerpo apaleado de batallas anteriores preferí ser cauto en estos primeros compases y esperé a que la carretera se pusiera llana para coger ritmo y avanzar posiciones. Así, justo antes de empezar la "cuestona" que termina en el Ayuntamiento, donde estaban los boxes y donde se había dado la salida, conseguí contactar con Mendiguchía, que en ese momento iba segundo. Lo hice yo y lo hizo también un grupito en el que iban Barroso (Santander), Ruíz (Reinosa) y Manu Vega (Buelna). Subimos juntos la cuesta y coronamos a unos 30 segundos del Karich, que se había escapado descaradamente. Mis sensaciones no eran malas del todo, pero tampoco estaba para tirar cohetes. Sufría más de la cuenta a ritmos teóricamente asumibles pero que bajo las circunstancias de ayer, me hacían ir a tope de pulso.



Empezamos la segunda vuelta y ya en la bajada mis compañeros se fueron quedando. No aumenté el ritmo, pero me quedé solo, casi sin querer. Mantuve la velocidad, seguido de cerca por Barroso. Las piernas ardían y más aún en la p... subida ¡Qué agonía! Allí se agolpaba el público, antes de vernos coger las bicis camino del decisivo segmento ciclista. Este año, las diferencias a pie con los buenos ciclistas fueron menores que otras veces y mi segundo puesto al entrar en boxes era un espejismo... ¡Empezaba la sangría!



Ya en la primera transición cedí mi posición a Barroso. Al ponerme el casco se me cayó la visera y perdí unos 10 segundillos que me hicieron caer al tercer puesto. Salí de boxes con la referencia de el del Santander a unos 100 metros. Tratando de mantenerle a la vista me tuve que calentar bastante a la salida de Polanco. Curveo sube y baja y en apenas 3 kilómetros llegamos a la primer trampa del día. La subida al Alto de Pedroa por el lado que lo hacíamos tenía un regalo en forma de rampa al 12-14% que, con un 39-25 que llevaba de desarrollo, no se sube cómodo. 


Estaba consiguiendo mantener la diferencia de unos 10 segundos con Barroso, pero en la parte más pendiente, mientras me retorcía de dolor a casi 180 pulsaciones por minuto, la locomotora Monagas le quitó las pegatinas como si yo fuera montado en un triciclo y él en una moto ¡QUÉ ABUSÓN señor Emilio ;)!. Exactamente en el mismo lugar que el año pasado, el duatleta mallorquín, que venía desde atrás arrasando con todo a su paso, me hizo ver lo que era montar en bicicleta de verdad. Mi sorpresa fue que por detrás, Otaeguí venía haciendo lo propio, y ya en el llano de arriba también me adelantó como un avión. Mis piernas no iban más y ese quinto puesto momentáneo era, quizás, a lo mejor que podía aspirar. Barroso, al ser sobrepasado por ambos intentó seguir su ritmo y lo perdí de vista, quedándome completamente solo.


Fue entonces cuando mi cabeza cambió el chip. Ese puesto era suficiente para ganar el circuito cántabro y, con Pamplona a una semana, no quería gastar balas inútilmente, así que, sin dormirme pero con cabeza, me puse a rodar a mi ritmo. Bajé Pedroa, llegué a Oruña, donde adelanté a Vanesa, dándole ánimos y recibiéndolos por su parte. Recorrí la zona del Pas en solitario, llegando a Salcedo. Y antes justo de enfilar la recta de Zurita, salí de mi ensimismamiento y vi, sorprendido, que estaba pillando a Barroso. Empezamos la eterna recta con aire a favor pero siempre pica para arriba, en sentido Torrelavega. La carrera por delante estaba decidida, con Moussa, Monagas y Otaegui a un mundo. Barroso y yo, cuarto y quinto, bastante juntos y, creo, que ambos pensando en el sábado que viene. Pero la alegría de poder guardar fuerzas se terminó en la parte alta de la recta de Zurita.

Un pelotón, precedido por Pando, y en el que iban metidos casi todos los hombres peligrosos como Bolado, David, Pablo, Manu Vega, Mendiguchía, Guerra, Toñín... me engulló de repente. ¿qué es esto? Llevaba 20 kilómetros bregando en solitario y ver con la facilidad que te adelanta todo un grupo da un poco de rabia, así que tras pensármelo un poco intenté reaccionar. Lo suyo me costó, y sufrí como un perro camino de Torrelavega hasta que Pablo Herrero me adelantó. Llevábamos al grupo a unos 300-400 metros por delante, todavía a golpe de vista, y ya un poco descolgados nos habíamos quedado Pablo, Manu y yo. Con una ceguera importante por el esfuerzo seguí a Pablo unos 4 kilómetros hasta llegar casi a Polanco. Aún no estaba la carrera decidida, pues del 4º al 15º apenas nos separaban 30 segundos, pero justo antes de afrontar la última rampa hacia Polanco, varios de los del grupo que me precedía se confunden y se meten por donde iba la carrera a pie, rectificando e incorporándose de nuevo justo cuando yo pasaba. Con la ventaja de 300 metros que me llevaban, reducida circunstancialmente a cero, llegamos a boxes todos juntos para jugarnos los puestos que iban del 4º al 15º.


Tras un paso por la segunda transición menos accidentado que la primera, empecé a correr en novena posición. No me servía ese puesto para ganar el circuito, así que de guardar fuerzas, nada de nada. Me tiré con todo a por mis predecesores y, en los primeros 400 metros adelanté a Mendiguchía y Pablo Herrero. Iba séptimo, pero tampoco me valía, aún tenía que recuperar dos posiciones más para que las matemáticas estuvieran de mi parte. Viendo que Otaegui iba a hacer segundo y sumar 95 puntos, yo debía, al menos, sumar 80. En ese momento y según mi puesto sumaba 78, insuficiente todavía. Pero quedaba subir, 1,5 kilómetros agónicos de llano y subida final.




Conseguí pasar a Toñín Suárez y a David González antes de empezar la subida ¡Objetivo conseguido! pero no quería cantar victoria; aun había que mantener el puesto. En quita posición y vigilando que no se me acercaran, empecé a subir la cuesta, topándome a mitad de ella con Barroso... ¿Y ahora qué hacemos? ¿pacto mutuo de no agresión para no jodernos el uno al otro de cara a Pamplona? Pues no, señores, aquí no venimos a regalar nada y si se puede quedar cuarto en vez de quinto, pues se lucha por ello. Así debió pensar también Barroso, y me alegro por ello porque demuestra que es un tipo luchador y competitivo y da mucho más valor a mi esfuerzo. Sufrí como en mi vida detrás de él lo que faltaba de cuesta. A 50 metros de coronar me cambió el ritmo, pero aun me quedaba una marcha más y el sprint. Aguanté el envite y al llegar al alto, 100 metros antes de meta, me vacé en un sprint por el cuarto puesto que finalmente consigo.



VACÍO, DESTROZADO, MUERTO... se quedan cortos estos calificativos para describir el estado en el que llegué a meta. Por primera vez en mi vida, nada más cruzar el arco me derrumbé y tuve que apoyarme en las vallas porque me caía. La felicidad por haber ganado el Circuito Cántabro de Duatlón 2017 contrastaba con mi destrozo físico. Lo había dado todo, no tenía ni un ápice más de fuerza, pero no vale lamentarse, así lo elegí y como se suele decir: "sarna con gusto no pica"



Ahora, con un nuevo título, que no tenía, en el bolsillo, toca recuperar para Pamplona. Motivado al 100% y con más ganas que nunca de volver a medirme con la Élite española de Media Distancia.


Buena semana a todos y a disfrutar! 

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