domingo, 30 de julio de 2017

TRIATLÓN OLÍMPICO DE GETXO 2017: Piedra de toque para seguir "road to Chattanooga"

"Como siempre, empiezo agradeciendo a los artífices de las fotos que ilustran esta crónica por ayudarnos a los triatletas a plasmar en imágenes nuestros recuerdos: Ana (Parando el Crono), Festak.com y Amari Erretratua ¡MIL GRACIAS!"

Volvemos a la carga en "Corriendo por lo Segao" con lo que más nos gusta, que es competir. Como he ido contando estas semanas, la preparación para el Ironman 70.3 World Championchips (Chattanooga, USA, 10 de Septiembre) consta de tres bloques de 4+4+3 semanas respectivamente, y al final de cada bloque hay una competición. Esa cuarta semana es de descarga y carrera, lo cual viene bien para coger chispa de cara a Chattanooga. Pues bien, ya hemos cubierto el primero de los tres bloques y nos ha cuadrado competir en el Triatlón Olímpico de Getxo, este pasado fin de semana.
Hacía dos años, desde Comillas 2015, que no corría un triatlón de distancia Olímpica. Desde entonces solo competí en medios Ironman, y volver a probar en una prueba más cortita iba a ser un reto y una motivación extra.


Llegué a Getxo con 4 semanas de mucha paliza y aún sin encontrar buenas sensaciones entrenando, quizás por una mala gestión por mi parte del descanso y por hacer casi todas las sesiones con bastante fatiga. Pero es ahora cuando toca estar "cansado" y sacrificar un poco las buenas sensaciones a cambio de conseguir un efecto de supercompensación cuando se acerque el objetivo real. Como digo, a Getxo llegué a medio gas, era consciente de ello pero no es excusa para no darlo todo. Mi maestro, Don Ricardo, siempre me dijo que las competiciones, si se saben descansar a posteriori, son el mejor entreno y te hacen dar un salto de calidad. Con esa misiva me desplacé al País Vaco, para mí, la Meca del Triatlón en España. No creo que haya carreras en territorio nacional con más nivel medio que en esta tierra. Además, los circuitos, sobre todo de bici, suelen ser duros. A nivel personal, me planteaba esta carrera como la mejor forma de probar cosas y mi estrategia iba a ser completamente distinta a lo que estoy acostumbrado: "Quiero que llegues a la T2 como si se acabara ahí la carrera. Me da igual que luego corras marcha atrás, quiero una natación y una bici al 200%" Esas fueron las palabras de mi entrenador, y ese era mi objetivo. Por una vez en mi vida iba a apostar todo a los dos sectores que peor se me dan y no guardar nada para el que, en teoría, es mi parcial más fuerte, la carrera a pie. Inquietante y, no os voy a engañar, motivante también, era esa estrategia, así que ¡A por ello!


La tarde del Sábado amenazaba lluvia, aunque algún claro dejaba ver el sol entre las nubes. Más de 300 triatletas fuimos colocando todo el material en boxes mientras nos daban la "buena" noticia de que la natación se iba a hacer sin neopreno... ¿Buena noticia? ¿Te has vuelto loco Pelayín? Pues no, no me he vuelto loco ni tampoco me he convertido en Michel Phelps en estas semanas, pero es probable que el Mundial de Septiembre se nade sin neopreno, y qué mejor que esta carrera, en la que vengo a "probar" cosas, para ensayar las mismas condiciones de natación. Los que me conocen saben bien lo diferente que nado con y sin neopreno, pero en Getxo me sentía confiado y, no sé por qué, con ganas de dar caña en las dos vueltas de 750 metros a un triángulo con dos boyas en el mar y una en tierra.

Mi compi de equipo, Ivan Polo, estaba a mi lado en boxes y pudimos intercambiar opiniones y comentar las estrategias de carrera de ambos antes de irnos hacia línea de salida, en la arena de la playa de Getxo. ¡Qué multitud éramos en aquel corralito! ¡Y qué nivel! Pero por encima de las grandes figuras de triatletas como el Australiano Luke Burns, o los locales Egoitz Zalakain, Gorka Bizkarra, Joanes Goitisolo... y una lista interminable de triatletas de muchísimo nivel, destacaba un color por encima del resto. El naranja de la "manada" del Triatlón Costa Quebrada, que se desplazó a Getxo casi al completo y creo que, si no era el equipo más numeroso, en buen rollo y cachondeo se llevan el primer cajón del pódium. No veáis lo que ayuda estar con gente así antes de una salida. Se te quita la tensión, los nervios y se transforman en ganas de pasarlo bien "mordiendo".


Metiéndonos en harina, con algo de retraso se dio la salida más "estresante" que recuerdo. Me puse en primera fila por la izquierda, pero no tardé en verme desbordado por ambos lados y metido en una trifulca donde volaban brazos y leñazos a diestro y siniestro.


 Me agobié bastante los primeros metros, así que me paré, nadé a braza un poco y me fui, aun más hacia la izquierda, buscando la tranquilidad a cambio de perder algo de tiempo y de nadar algún metro de más. Pero daba igual, las ostias seguían cayendo, y más cuando nos fuimos acercando a la primera boya. Me gusta entrar por dentro, muy muy pegado a ella, y normalmente no hay problema porque la mayoría de la gente elige el exterior, pero en Getxo... ¡Ay en Getxo! En Getxo todo "quisqui" quería pasar por dentro, lo que hizo que los dos giros antes de afrontar el largo hacia la arena fueran más parecidos a un asalto de boxeo que a la natación de un triatlón. A pesar de las leches, no puedo decir que me haya amilanado en el barullo, pues, al igual que el resto, yo también peleaba mi posición con rabia. Ya de vuelta hacia la orilla para completar los primeros 750 metros, pude coger mi ritmo. 


Me mantuve a la izquierda de un gran grupo, donde veía que seguían en sus trece dándose manotazos. Llegamos a la arena y justo al incorporarme veo que Iván Polo, mi compi de equipo, se está tirando al agua para empezar la segunda vuelta. Calculo que me saca unos 10 o 15 segundos, así que con el estímulo de darle caza empiezo el segundo giro, ya mucho más despejado de triatletas. Nadé lo más rápido que pude y creo que, para ser sin neopreno, no lo hice del todo mal. Si el miércoles pasado, en piscina, hice 3x100 a tope, con 30 segundos de recuperación, en 1:25/1:26/1:26 y os digo que en Getxo los últimos 500 metros de la natación los hice a 1:26 de media, no cuadran las cosas. Pero es que no sé que tienen las competiciones que me transforman en el agua. Y ya no es solo el neopreno, porque esta vez, sin él, también rendí muy por encima de lo que me imaginaba.


Gracias a un buen último largo, camino de la orilla, conseguí salir del agua el 29 de más de 300 participantes y 5 segundos por delante de Polo. Los dos Bender llegamos juntos a nuestros sitios de la T1. Allí hice un cambio más o menos decente, cogí mi nueva cabra, la Orbea Ordu, y salí en medio de un gran pelotón para afrontar los 46 kilómetros de ciclismo.


¡Qué sector! ¡Durísimo! 600 metros de desnivel positivo subiendo dos Altos por el camino. En los primeros 9 kilómetros de llano intenté quitarme de encima a todo el pelotón con el que había salido del agua. No sé a cuantos pasé en este primer tramo, pero me vino bien el calentón para llegar a la subida de Umbe con el terreno despejado y la piernas a tono. Una subida de 4 kilómetros a una media de un 5% que, con cabra y con la paliza (literal) que nos dimos nadando, hace bastante daño. Las sensaciones eran muy buenas y me veía con fuerza para apretar. Más o menos mantuve la posición en la subida, salvo cuando fui adelantado por Gorka Bizkarra, que había comprado un billete de pódium y él era el maquinista del tren. ¡Qué lijada! Ni lo intenté, porque, a veces, coger la referencia y sufrir nada más que te pasa alguien, puede ayudar mucho psicológicamente, pero con Gorka no hice ni el amago. Aún así estoy contento con la subida, a ritmo, a una media de 22 km/h, y guardando menos de lo que suelo. En la subida Gorka, por ejemplo, me metió un minuto, pero mucho menos otros rivales: Zalakaín (28"), Dani Juarros (33"), Jorge Unzueta (42"). De momento la estrategia de ir con todo en bici y nadando estaba saliendo bien.


Coronamos el puerto y nos lanzamos hacia abajo por una carretera ancha pero curveada. Había sido advertido de lo peligrosas que eran tres o cuatro curvas en esta bajada y eso me hizo ser cauto, perdiendo varias posiciones y también referencias de los de delante. Da rabia ver cómo te pasa la gente bajando. Es un hándicap que tengo y debo mejorar algún día si quiero tener opción a algo. Revisando los segmentos de Strava, en esta bajada de 2,5km me dejé 47" con el mejor tiempo, Jorge González, 27" con Jorge Unzueta y 22" con Dani Juarros, Gorka Bizkarra y Joanes Goitisolo. Con esto quiero hacer autocrítica y ver dónde se me fue el tiempo que perdí en el segmento ciclista.


Tras la bajada empezó una zona de falso llano rapidísima. No me conocía el circuito pero, sin duda, esta iba a ser la parte más rodadora. Quitando algún repecho puntual, pude ir acoplado prácticamente hasta el kilómetro 25. La desventaja que acumulé en la bajada con mis más inmediatos predecesores, la recuperé en el llano, volviendo a mejorar posiciones y sintiéndome bastante a gusto sobre la cabra. 


Pero a partir del kilómetro 25 y hasta el 34, nos esperaban 9 kilómetros de subida, no muy duros, pero con desnivel exacto para no saber nunca si es mejor ir en plato o bajar al pequeño. Como se trataba la cosa de arriesgar, no quité el plato en toda la subida e, incluso, probé a ir acoplado en muchos momentos. Me sentía bien pero ya las piernas no iban tan frescas como al principio. Eso, sumado al tráfico que me encontré subiendo y a la obligatoriedad de dejar 12 metros con el de delante, hizo que fuera muy a tirones, teniendo incluso que frenar muchas veces porque el pelotón era tan largo e iba tan estirado, que adelantar a un triatleta suponía tener que ir a por el resto, y no me quedaban piernas para tanto. Por el camino pasamos a un Mexicano que había salido de los primeros del agua. En esta subida de 9km al 3% fui a una media de 30km/h y me dejé también valiosos segundos con los de cabeza: 58" con Gorka Bizkarra, el mejor subiendo, 55" con Zalakain, 30" con Dani Juarros y 7" con Joanes Goitisolo, por ejemplo.


Y de ahí al final terreno favorable en cuanto a desnivel y desfavorable en lo personal en relación a los rivales. Tocaba echarse de nuevo abajo aunque, esta vez, con una pendiente más suave, que obligaba a dar pedales, y sin demasiadas curvas. Mantuve referencias y no perdí tanto tiempo con los de delante, pero cuando llegamos a Getxo, un par de glorietas cerraditas dieron al traste con mi progresión. Me quedé solo en la entrada a la ciudad y por desconocimiento y precaución, me tomé con calma los últimos metros.


Eso sí, la sensación era de haber dado todo, o casi todo, nadando y en bici, así que objetivo cumplido y solo quedaba "disfrutar sufriendo" a pie. La entrada en la T2 tuvo un pequeño sobresalto. Cuando me agaché para desabrochar la zapatilla se me subieron los músculos abdominales... No me preguntéis cómo, solo sé que noté la misma sensación que cuando se te sube el gemelo pero en vez de en la pierna, en la barriga. Solventé rápido el problema estirándome sobre la bici, y al bajarme de ella ya no tenía ninguna molestia.


Laaaaaarga segunda transición, teniendo que cubrir un pasillo de compensación y haciendo casi medio kilómetro con la bici en la mano. Llegué a mi sitio, me puse las zapatillas y salí a correr con la incógnita de ver cómo me sentaba el sobreesfuerzo de bici y natación. En ese momento iba en el puesto 14, había remontado 15 posiciones en bici y tenía a menos de un minutos a un numeroso grupo que abría la puerta del Top 10.


La salida de boxes entre el pasillo de gente que se agolpa para animar motiva mucho. Tanto, que se me fueron las piernas sin querer a ritmos de 3:05'/km ¡Quietooo que no llegas! Dos vueltas de 5 kilómetros y el día estaba hecho, aunque todavía había demasiado por decidir antes de dar carpetazo. En el kilómetro 1, a medio camino del paseo marítimo de Getxo, empecé a pillar a gente. Pasé al primero de los triatletas justo antes del punto de avituallamiento, así que ni agua ni nada, aunque tampoco sentía la necesidad de beber. El bidón de sales y los dos geles Activation de Keepgoing que me tomé durante la bici parecían suficiente y no me daba la sensación de ir ni con sed ni con hambre. Solo hambre de ganar posiciones.


Me fui acercando al punto de giro con el reloj marcando siempre en torno a 3:15-3:20'/km. Las sensaciones era cojonudas y parecía que las piernas no se acordaban de lo que acababan de hacer. Antes de llegar al giro de 180 grados adelanté a otros cuatro triatletas y me puse noveno. Lo supe cuando conté los corredores con los que me iba cruzando. El pódium estaba muy jodido, porque Joanes Goitisolo, que iba tercero, me sacaba alrededor de dos minutos, y era el mejor de todos los rivales a pie (cómo sufrimos en Soria los dos ¿eh?). Pero por detrás aún había margen para alcanzar a la gente. Gorka (4º) y Aitor San Vicente (5º) sí que los veía a tiro. Bueno, más bien a tiro de rifle de largo alcance, que tampoco estaban tan cerca. Apreté más en el camino de vuelta marcando parciales por debajo de 3:20'/km y llegando al ecuador de la carrera a pie habiendo cazado al sexto. ¡Vamos! 


Intenté forzar más del kilómetro 5 al kilómetro 6, y conseguí llegar a la espalda de Aitor, pero ahí me quedé. Ya en el giro empecé a notar molestias en los Aquiles y en la planta de los pies. Unas molestias que me condenaron en ese lapidario sexto kilómetro. ¡Qué dolor! Mala elección de zapatillas y carrera al palco. Había optado por llevar un calzado más apretado y me habían destrozado los pies. Tuve que cambiar mi forma de correr y pasé de saltar y apoyar de antepié, a correr de talón. No quedaba más remedio que sobrevivir los más de tres kilómetros restantes.


Cada metro de ahí a meta fue un suplicio, una tortura de pies traducida en la imposibilidad de adelantar a Aitor San Vicente y en verme cada vez más y más cojo. Ahora sí que el objetivo era no lesionarme, y para lo poco que quedaba no pensaba en la retirada.


Llegué a la zona de boxes, desde donde, teóricamente quedaban 200 metros a meta, pero fueron 400 y ¡qué 400! Mirando para atrás por si venía alguien entré en meta medio andando y haciendo un parcial de 35'44" en 10,3 km de recorrido. Mantuve la posición y terminé sexto, que al final fue quinto por la descalificación de Joanes Goitisolo, que se había marcado un carrerón pero no se dio cuenta de parar en el "Penalty Box" para cumplir la sanción que le habían puesto.


Y con esto se acabó el primer test, del que pude sacar muchas conclusiones y que me sirve para, si se descansa, dar un saltito más de cara al mundial. No llegué a Getxo en mi mejor forma, de hecho, estoy 4 kg por encima de mi peso, y eso me motiva más aún, porque cuando me ponga en mis números sé que el rendimiento va a ser mucho mayor. En resumen, estoy contento con:
-          La natación que hice sin neopreno.
-          Las partes de bici que no fueron de bajada.
-          La posición agresiva y cómoda en la que me ha puesto Gonzalo tras pasar por Zero Grados Biomechanics of Cycling.
-          El ritmo que tengo de carrera a pie pese a no haber hecho series largas y llevar muy poquitos kilómetros estas semanas. El cuerpo tiene memoria.
De este triatlón no estoy contento con otras cosas como las siguientes:
-          Saber apretar más los primeros metros de natación para que no me coman.
-          Las bajadas de bici en las que parecía el coche escoba.
-          La desconexión que tengo en el último kilómetro de bici antes de boxes, donde se me escapa siempre la gente.
-          La elección de zapatillas que hice.

Pero como siempre en esta vida, de los errores se aprende y por eso tomo nota, para seguir mejorando.

Antes de terminar no me quiero olvidar de lo mejor del día en Getxo, que fue la "tercera transición" con parte de los integrantes del Costa Quebrada (sois unos cracks) incluyendo el arroz con leche de Ana, que estaba demasiado bueno y por el que voy a ir a la próxima cita, el Triatlón Valle de Buelna, con más motivación todavía. MIL GRACIAS




Buen verano y sed prudentes

domingo, 23 de julio de 2017

SEMANA 4/11: Descarga y competición Triatlón de Getxo

RESUMEN DE LA SEMANA:
- Tiempo total: 12h 53'
- Calidad: Estímulos breves en Bici (3x5km), carrera (3km) y natación (3x100)
- Competición: Triatlón de Getxo  (Olímpico Sin Drafting)


-Carrera a pie.............. (5 Sesiones): 2h 33' (38.7km)
-Bici ..............................(5 Sesiones, 2 rodillo y 3 outdoor): 6h 40' (222km)
-Natación......................(5 Sesiones): 2h 40' (8682m)
-Gimnasio.....................(1 Sesión)   : 1h  (70% Fuerza máxima)


Objetivo: Semana de descarga y asimilación, aprovechando la descarga para competir.
Sensaciones: Buenas sensaciones en los estímulos de calidad y mejor de lo pensado en carrera



Lunes 17 de Julio:
Gimnasio:Aunque no estaba en el plan, como el domingo había descansado más de la cuenta y llevaba un tiempo sin sesiones de fuerza, metí una sesión de gimnasio de 3 series de 10 repeticiones en cada máquina al 80% de mi peso máximo. La recuperación de la paliza de bici del sábado va por buen camino
 - Natación 2000 metros después del gimnasio soltando del trabajo de fuerza. No hice nada específico, solo unos pequeños estímulos corto de 6x25 metros y el resto alternando crol, técnica y estilos.
- Bici: No hubo entreno pero sí que tocó pasarse por "Zero Grados" para hacer un poco de biomecánica en el mejor centro de Cantabria. Gonzalo Montoya al mando del proyecto, fue el encargado de darle un giro radical a mi posición sobre la cabra introduciendo varios cambios: bajamos el manillas de 30mm a 10mm, lo rotamos hacia arriba, cerramos los apoya-codos ligeramente (todavía aguanto más), alargamos las extensiones del acople, subimos el sillín y lo adelantamos un poco. En resumen, cambio radical y posición mucho más aero y agresiva. Ahora solo falta trabajarla duramente.

Martes 18 de Julio:
- Bici ¡SERIES!: Qué mejor manera que estrenar posición en la bici que con unas series cortas. Un estímulo para el cuerpo de cara a la carrera del Sábado. Fui al Bajo Pas y allí hice 3x5km en llano a 42 km/h (sin watios). Buenas sensaciones a un pulso por debajo del umbral (entre 150 y 155ppm medias). Después volviendo por el río y con el plato pequeño metido por habérseme acabado la batería del di2 (te mete el plato pequeño solo), hice 5,8 km a 39 km/h de media y con mucho margen de pulso (144ppm). En total 1h 45' de rodaje en la nueva posición en la que me noté cómodo.
-Carrera a pie: ¡TRANSICIÓN! Pues eso, dejé la bici, me calcé rápido las playeras de correr y traté de hacer un 3000 a una intensidad que pueda aguantar en carrera de distancia olímpica (10km). Lo hice por el Circuito de Soto, que es de hierba y con mucha curva, y salió un ritmo medio inferior a 3:20'/km, así que muy contento por descubrir que tras más de un mes sin meter ritmos y solo haciendo entrenos polarizados (series muy cortas muy rápido y rodajes muy suaves), aún mantengo la chispa para rodar alegre después de la bici. Después del 3000 troté 2 minutos e hice 1000 metros más con la misma sensación de esfuerzo que antes, saliéndome a 3:13'/km. Este entreno es un muy buen indicativo de cómo debo correr el Sábado en Getxo si las fuerzas acompañan.

Miércoles 19 de Julio:
Bici en rodillo en ayunas a las 6 de la mañana. No estaba en el plan pero me vino bien soltar a 130 ppm en el rodillo las series de ayer en bici + transición a pie. Sesión relajada y a ritmo constante, fijándome en lo que nunca me fijo, la técnica de pedaleo. Una sudada curiosa antes de ir a currar
Natación: ¡SERIES¡ Pero esta vez, al contrario que la semana pasada, las sensaciones fueron muy buenas. Hoy notaba que cogía agua y, pese a estar un poco cansadete, pude sacar adelante un 3x100m rec 30" (1:25-26-26), seguido de 4x50m rec 20" (39"-40"-40"-39") y 10x25m saliendo cada 30 segundos en torno a 18-19" cada 25. Después hice 200m palas deslizando mucho y sin intensidad (1':33''/100) seguido de 200m pull con el mismo objetivo y sin matarme (1':33''/100).
- Masaje con Ingelmo por la tarde para soltar toda la carga de estas 4 semanas. Este tío e un crack y, aunque me deja durante un par de días las piernas como un flan, la super compensación que viene luego es brutal. Hay que poner el masaje en el diario de entrenamiento porque es, quizás, en entreno de la semana que más suma.


Jueves 20 de Julio:
Carrera a pie soltando el masaje de ayer con Ingelmo. Es la increíble como un día después del masaje tiene uno las piernas como un chicle, sin chicha. Por eso es importante hacer un trote de activación para recuperar tono muscular. Salieron 40 minutillos a 4:07'/km cómodo. Aproveché para probar 4 combinaciones de Zapatillas+plantillas de cara a Getxo y tengo claro con qué voy a correr: Saucony Type A5 + Plantillas Ares.

Viernes 21 de Julio:
TÁPERING: Correr+Bici+Natación en Marisma y fiel a mis tradiciones y manías pre-competición, suelo siempre hacer una pequeña activación de cada uno de los tres segmentos. El objetivo no es otro que darle un estímulo al cuerpo y que se quede con buenas sensaciones en los tres deportes a 24 horas de competir. No busco ritmos ni intensidades, solo sensaciones. Un tápering made by "Pelayo" consiste en 25 min de trote suave con algún acelerón por el medio a ritmo de carrera + 5 progresivos de 100m al acabar. Después me subo al la bici estática y estoy 10 minutos sin mucha intensidad pero tampoco relajado. En la bici no pego "arreones" como corriendo. Y por último me tiro al agua a hacer 400m seguidos rapiditos y luego 2x50 metros progresivos para coger chispa. Como veis, lo que hago es hacer los tres deportes en orden inverso a como se hacen en triatlón, de tal forma que me quedo con las buenas sensaciones del deporte por el que empiezo a competir el día siguiente. Pero esta vez, como mañana es un triatlón distinto en el que quiero "probar" cosas, pues empiezo el día ante modificando la activación. A primera hora de la mañana, en ayunas, hice 45' de rodillo en la cabra, probando posición acoplado y los nuevos retoques que hice para ir más cómodo. Y después de trabajar, a las 3, hice en Marisma la activación "Tipo" que describí arriba pero sin la parte de bici. Cuerpo listo para mañana.

Sábado 22 de Julio:
Carrera a pie por la mañana de activación: Me gusta, si la competición es por la tarde, salir temprano a trotar 15 o 20 minutos para activar el cuerpo. Empecé haciéndolo hace un par de años y me va bien para no llegar amodorrado a las carreras. La mañana antes de Getxo hice lo propio con un trote de 20 minutillos por Los Castros con buenas sensaciones pre-carrera.
- TRIATLÓN OLÍMPICO DE GETXO:  ¡Por fin! Una carrera en la que probar cosas nuevas y experimentar. Para empezar llegaba a esta prueba tras cuatro semanas de mucho volumen pero aún sintiendo que no he dado el salto de calidad. Es pronto todavía y me veo a un 60% aproximadamente. El objetivo era tirar nadando y en bici como si la carrera se terminara en la segunda transición. Además me vino bien que se nadara sin neopreno porque así puedo coger sensaciones de cara a una presumible natación en el mundial también sin neopreno. Creo que cumplí con el objetivo: natación y bici fuertes y luego una carrera a pie muy buena hasta el kilómetro 6, tras ponerme quinto y llegar a la altura del cuarto fue cuando empezaron las molestias en los pies que me obligaron a aflojar por precaución. Hasta entonces iba a una media de 3:20'/km y acabé los últimos 3 a 3:40-3:45'/km. Como dice mi maestro, la competición, si luego se descansa, te da un punto más y te hace subir un escalón. Creo que en Getxo pusimos bien de cemento, ahora hay que esperar a que fragüe y solidifique para empezar con ganas el ciclo de 4 semanas que nos viene encima.

Domingo 23 de Julio:
Natación: Fui antes de comer a relajarme un poco a Marisma, nadando 2000 metros sin intensidad, despejando la cabeza y centrándome en la técnica, con ejercicios de tabla sobre todo.  
Bici: Por la tarde salí 2 horas con Sergio Bolado de paseo, completando algo menos de 60km desde Santander hasta Renedo y vuelta. Una tarde de Domingo ideal en la que fuimos de charleta y sin agobios. Buena forma de recuperar de la palicilla de ayer en Getxo y de cerrar el primer bloque de 4 semanas de entrenos. Queda mucho y estoy seguro de que a partir de ahora vamos a dar un salto importante.



domingo, 16 de julio de 2017

SEMANA 3/11: Volumen de bici y mantenimiento en el resto

RESUMEN DE LA SEMANA:

- Tiempo total: 16h 41'
- Calidad: Bici con serie en cuesta (3x10') y a pie con series en cuesta (1'-30'')
- Competición: -

-Carrera a pie.............. (3 Sesiones): 3h 30' (50km)
-Bici ..............................(4 Sesiones): 11h 01' (357km)
-Natación......................(3 Sesiones): 2h 00' (6700m)
-Gimnasio.....................(1 Sesión)   : 1h 10' (70% Fuerza máxima)


Objetivo: Volumen en bici con calidad en los tres segmentos.
Sensaciones: Muy dispares. Hubo días muy buenos y sesiones con mucha fatiga.


Lunes 10 de Julio:
Bici: ¡Salida con la cabra dos horas por terreno variable (Circuito del Duatlón de Polanco) Adaptándome a la nueva bici y con unas sensaciones muy buenas.
Gimnasio post bici en Marisma. Sesión con un poco menos de peso y 12 repeticiones. Me encontré muy bien para haber hecho dos horas de cabra a 34km/h.
Natación 1500 metros soltando muy tranquilo. Metí por el medio un 100 a 1:22 para recordar a los brazos lo que es ir a ritmos alegres y listo

Martes 11 de Julio:
- Bici ¡SERIES!: Hoy tocó sufrir lo que no está escrito en el puerto de Hijas. Nunca lo había subido y hoy lo estrené con 3 ascensiones fuertes completando 3 series de 9':30'' cada una, a una media de 345w en cada subida y recuperando en la bajada. Con la tontería de ir hasta allí y volver, salieron unos 90 km.
Después de la bici tenía 6 km a pie en transición pero no los hice porque tengo una herida en un dedo que me duele horrores y no me dejaba casi ni caminar

Miércoles 12 de Julio:
Carrera a pie en ayunas a las 6 de la mañana. Madrugón al canto y rodaje tranquilo soltando las piernas de la traca de ayer en bici. Por suerte la herida del dedo no me molestó demasiado y pude hacer un rodaje normal el Z2 de pulso y ritmo.
Natación: ¡SERIES¡ A las 3 pm después de currar tocó sufrir en la piscina. En total 3000 metros con 5x300m a intensidad de Half. No salieron demasiado bien (entre 1:32 y 1:35 /100m) pero las sensaciones fueron de ir dándolo todo. Así que los días en los que uno no se encuentra bien si es capaz de sufrir y sacarlos adelante suman doble y, al menos psicológicamente suponen un refuerzo muy bueno para los momentos de carrera en los que el cuerpo diga "¡Basta!"

Jueves 13 de Julio:
Carrera a pie ¡SERIES! De nuevo sesión súper entretenida con series en cuesta exigentes: 3x1' + 3x45'' + 3x30'', recuperando 6', 5' y 4' respectivamente e incorporando un progresivo de 100 m en medio de cada descanso. ¡Qué duro! Aunque sean cortas si las haces a tope te quedas sin fuelle al final. Es un entreno se fuerza encubierto y a la vez de ritmos de carrera con terreno desfavorable. Una sesión de la que salgo muy contento porque me exprimí mucho, acabé destrozado pero creo que va a sumar cuando el cuerpo lo asimile.
-Bici en rodillo soltando después de las series a pie. Me puse en el rodillo con la idea de ver el Tour y a la vez que Froome explotaba en la subida a Peryagudes, yo hacía lo propio sobre mi bici. Me quedé vacío a los 30' de empezar y tuve que bajarme, recortando en una hora la sesión prevista. Aún así, no es preocupante porque el objetivo era soltar el trabajo de las series a pie en cuesta, que había sido muy muy bueno 1600 metros post series tratando de soltar y yendo a la mínima velocidad que me permitiese no hundirme.

Viernes 14 de Julio:
Natación de relax en un día donde el objetivo era regenerar de las palizas de esta semana. Fue una sesión variada, de 2000m con técnica, estilos y unos progresivos de 25 m para no perder chispa, pero en los que el cuerpo se encargó de recordarme que no tocaba apretar mucho. Día de transición.

Sábado 15 de Julio:
Bici:  ¡TIRADA LARGA DE 177 Km! ¡SANTA PALIZA! Salimos con los de la Renault a las 8 de la mañana Ricardo, Juanjo y yo, pero como llegamos tarde al encuentro de Astillero, nos pegamos un calentón bueno hasta Selaya para cogerles, cosa que no conseguimos hacer. De seguido subimos la Braguía a 310 w y en 22':55''. No es nada del otro mundo pero aun no estoy bien subiendo y además hay que guardar que el día es largo. Nos reagrupamos con la Renault arriba y bajamos juntos a Vega de Pas para desde ahí subir la Matalena, puerto precioso que nos lleva hasta el pantano del Ebro. Lo rodeamos, bajamos de Reinosa a Torrelavega y de ahí a Escobedo para acabar haciendo marca personal en el Alto de la Morcilla, con las piernas de esa forma, morcillosas. En total 177 km a 240 w medios normalizados, 32,3 km/h de media y +2200 metros de desnivel positivo. Una salvajada, mañana no me muevo jeje.

Domingo 16 de Julio:
Carrera a pie: Rodaje en ayunas con las patas duras como palos de la paliza de ayer en bici. Sesión regenerativa, rodando tranquilo en Z2 en torno a 4:15'/km y terminando con 5 progresivos de 100 m para acabar con buenas sensaciones. En total poco más de una hora de rodaje por terreno llano y 15 km a la saca.

Natación para soltar a última hora.... esa era la previsión, pero me entretuve en otras cosas por la tarde y el cuerpo y la mente me pedían desconexión así que esta sesión nos la hemos saltado. Y no pasa nada ¿eh? Como dice el míster, "todo está en tú cabeza".

domingo, 9 de julio de 2017

CAMPEONATO DE ESPAÑA DE BIATLÓN: Oro, bronce y antidoping

Otra semana más que se va terminando. Es la segunda de un total de 10 hasta llegar al Mundial de Ironman 70.3. Cuesta mucho arrancar tras un periodo de descanso y los primeros bloques de la planificación, que suelen ser de volumen, se hacen, a veces, un poco pesados y duros. Por eso hay que buscar estímulos que nos ayuden a motivarnos en el día a día. Esta segunda semana el estímulo fue el Campeonato de España de Biatlón, que se disputó en Gijón el Sábado por la tarde. El biatlón es una disciplina deportiva dentro de la federación de Péntatlon Moderno y que, desafortunadamente, no goza de buena salud en lo que a número de participantes se refiere. Solo Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia estuvieron representadas en el Campeonato de España.

La brevedad y explosividad de este tipo de carreras, en las que hay que completar 1500m a pie, 200 metros de natación y 1500 metros finales a pie, hacen que la gente rehuya de ellas y, aunque sean muy vistosas, no tiene el “efecto llamada” de un Ironman, por ejemplo, donde cruzar la línea de meta es ya un premio, y la clasificación pasa a un segundo plano.

Pues tras una temporada centrada en pruebas de más de 4 horas me planté en Gijón para pegarme el calentón del siglo y pillar algo de velocidad en una carrera de menos de 15 minutos. El mundo está lleno de contrastes y yo quise aportar mi granito de arena pasando de la media distancia al biatlón. Mi compi de equipo, Melanie, se lió la manta a la cabeza y juntos competimos también el relevo mixto, debiendo hacer cada uno un biatlón completo pero de mitad de distancia (750/100/750).


No quise condicionar los entrenamientos a esta carrera que, para nada, era un objetivo. Así que es viernes cumplí con dos horas cañeras de “cabra” y 2000 metros de piscina con alguna serie de 100m y progresivos de 25m. El mismo sábado por la mañana hice un rodaje de 50’ y por la tarde puse rumbo a Gijón con Luis Cue, el hombre más fácil de liar de cuantos pisan tierra jajaja. Pero creo que esta vez me va a agradecer haberle “liado” porque el señorito se volvió para casa con la victoria absoluta en categoría Popular ¡OLEEE!

Llegamos con tiempo para calentar y ver a viejos amigos. Jaime Garrido, Juan Ojanguren, Lucas Ojanguren… entre otros, estaban en el puerto “chico” de Gijón disfrutando de la tarde y, los dos primeros, compitiendo en mi misma categoría por una medalla nacional. Disfruté del calentamiento charlando con ellos y viendo las carreras anteriores, con un Manolo incombustible que da igual lo que le pongan: nieve, agua, hielo… él va a estar ahí dando el cayo pase lo que pase.

Con retraso fuimos llamados a línea de salida. Situación extraña la de correr una carrera a pie con el gorro de natación y las gafas puestas, pero es que perder 5 segundos en la transición puede ser una condena en estas pruebas tan cortas. Entre categorías Junior y Sénior seríamos unos 30 participantes. Como digo, es una pena que el biatlón no sea más popular porque es un deporte muy accesible a cualquier edad y condición física. Entre los Sénior, Jaime, Carlos, Juan y yo éramos los que, presumiblemente, lucharíamos por las medallas.


Se dio la salida y me costó unos 300 metros entrar en carrera. A estos ritmos no estaba acostumbrado yo. Y, aunque las sensaciones eran buenas. no quería explotar muscularmente en el primer sprint. Algo así debió de pensar Carlos que, como yo, se vio encerrado en la salida por la gente menuda, que tienen unos primeros metros más parecidos a los de Usain Bolt que a los que un triatleta. Antes de llegar al giro de 360 grados (había que ir y venir dos veces), Carlos tomó el mando y yo me puse detrás, aunque ya volviendo decidí romper el grupo y dejar descolgados a los nadadores. Lo conseguí y al paso de la primera vuelta (750m) me había escapado con Carlos y habíamos conseguido un pequeño hueco respecto a Jaime, que comandaba el segundo grupo con el gallego Raúl Blanco a su estela.

Llegé primero a la primera transición, me quité las zapatillas y lo que pasó a continuación me hizo cubrirme de gloria. Ante la mirada de decenas de personas que me habían visto liderar, hasta el momento, una prueba de la talla de un “Campeonato de España” , el menda que aquí escribe se lanzó en bomba desde la rampa del puerto deportivo de Gijón, dejando caras de asombro y, por qué no decirlo, provocando el descojone general del público. Es lo que hay, 27 años y todavía no me tiro de cabeza.

Comencé nadando detrás de Carlos, que me superó en ese lanzamiento suicida a las aguas Xixonesas. Aún tengo que perfeccionar mi estilo “bomba” y, quizás, saltar más lejos jajajaja. El trayecto hasta la primera boya fue un suplicio. Hiper-ventilaba y no había manera de coger aire en condiciones. Bastante hice con seguir los pies de mi predecesor. De la primera a la segunda boya más de lo mismo...¿pero quién robó el aire de esta ciudad? Porque no había forma de respirar. Y mientras yo nadaba a lo perro, un grupo de 4, con Jaime y el gallego, entre otros, me adelantó como si fueran tiburones, o más bien como si yo fuera un trozo de plomo. En el tercer y último largo ya me recompuse un poco y al salir del agua quinto, las opciones de pódium pasaban por una remontada a pie y un buen calentón.

Empecé a correr como buenamente pude y poco a poco el cuerpo fue poniéndose a tono. Me coloqué cuarto y tercer Sénior (el gallego era Junior), a la estela de Carlos, al que vi superar a Jaime antes de la primera vuelta. Aproveché para hacer lo propio y ponerme segundo. Quedaba una vuelta y me sentía cada vez mejor, alcanzando a Carlos nada más dar el giro y yéndome solo a por el líder. Últimos metros por el puerto de Gijón y ¡meta! ¡Por qué poco! Me faltaron diez metrillos para pillar a Raúl, pero como él es Junior yo me hice con el Campeonato de España Sénior, por delante de Carlos y Jaime.


Pero la sorpresa llegó nada más acabar, cuando me comunicaron que debía pasar un control antidoping de orina ¿En serio? Mi reacción fue, en partes iguales, de sorpresa y de alegría, porque no solo era la primera vez que debía pasar un control sino que, el hacerlo en lo que se supone que es una prueba menor, da muestras de que hay interés de cortar por lo sano con los posibles tramposos, a todos los niveles,.

Y si habéis llegado hasta aquí y pensabais que una crónica de un Campeonato de España se acababa nada más cruzar la meta, lo siento, pero voy a entreteneros un poco más y contar el post carrera, que fue mucho más entretenido.

Cuando eres seleccionado para pasar un control, te asignan una persona para que esté contigo vigilándote en todo momento hasta que lo hagas. El problema era que 15 minutos después debía correr el relevo mixto con Melanie. Fui conducido hasta el local donde estaban las dos personas encargadas de llevar a cabo los controles, quienes me tomaron los datos, pero… ¿a ver quién era el listo que podía mear nada más competir? Antes de la carrera había vaciado depósitos hasta quedarme en menos que en reserva, lo que unido al líquido sudado tras el esfuerzo, hacía que llenar el botecito fuera poco más que una proeza. Encima tenía que volver a competir unos minutos después. No voy a engañaros si os digo que me agobié un poco en esos momentos.

Me hinché a beber en el rato que estuvieron cogiéndome los datos y, por suerte me dejaron bajar a correr el relevo mixto antes de pasar el control. Eso sí, custodiado en todo momento por una persona que no podía perderme de vista.


Con la barriga hinchada de beber y los músculos fríos de haber parado de repente para subir al local de los controladores, tocó conectar otra vez con el mundo de la competición. Unos 10 equipos tomamos la salida en la prueba de relevo mixto. Melanie lo bordó en su relevo y me pasó el testigo con el pódium casi hecho, tercera. Salí a por los 750 metros iniciales con fuerza pero no tardé ni 100 en tener que echar el freno ¡Qué rigidez y qué pesadez de estómago! El agua botaba en mi barriga y las piernas estaban tiesas del esfuerzo anterior, así que puse el modo supervivencia y acabé la carrera como pude, defendiendo ese tercer puesto y llevándonos el bronce para casa. Segunda medalla del día y muy contento por ello, pero había que volver a la realidad y luchar por el objetivo más jodido del día: llenar el puto bote.

Con mi “guardaespaldas” custodiando mis movimientos en todo momento, volví al local del control antidoping y, osado de mi, aseguré estar listo para mear… ¡Ya la hemos liado! Un protocolo, el de los controles, que ni en la elección del Papa se vio. Todo tiene que hacerse de forma rigurosa. Desde la elección del bote (obligatorio tener tres botes en una mesa para que el deportista elija uno) hasta que procedes a llenarlo, debes entrar en el baño con el controlador, lavarte las manos sin jabón y no tocar nada, secarlas con secador, abrir el sobre que contiene el recipiente, cogiéndolo por la base sin contaminar su interior, hacer lo propio con la tapa, siempre tocándola por la parte de fuera, y lo más jodido, mear hasta la rayita de 90 cl, delante y a la vista de dicho controlador.

Hasta aquí todo bien. Yo, todo motivado porque ya tenía algo de ganas, me pongo a ello y…. ¡60 cl! ¡Solo 60 míseros centilitros! Jajajaja. Y mira que apreté como en mi vida, pero allí no había más.

La liada viene cuando tienes que seguir otro protocolo igual de estricto para guardar esa primera muestra (lo tienen todo estudiado y esto suele pasar) hasta que tengas ganas y puedas completar lo que falta.

¡Una hora! Sí, sí, una hora tuve a los pobres y pacientes señores del control esperando a que me entraran las ganas. En Gijón ya no quedaban, para entonces, más que jóvenes bebiendo sidra en la calle, ni rastro de la carrera. Mientras, mis padres y el pobre Luis esperando. Estuvimos charlando sobre protocolo y tipos de controles que hay, me estuvieron explicando cómo funciona el pasaporte biológico y todas estas cosas y, en definitiva, pasando el rato con mis amigos del antidoping, hasta que por fin me vi en condiciones de completar la muestra. Oooooootra vez a repetir todos los pasos. ¡Qué tensión! No podía fallar ya la segunda vez. Por suerte no lo hice, les di lo que querían y sobró como para regar las plantas de medio Gijón . No me extraña con todo lo que había bebido.

Graciosa experiencia la vivida hoy, una aventurilla más y una crónica diferente donde el Campeonato de España conseguido pasó a segundo plano tras el espectáculo que di en el post carrera. Mañana a ponerse el mono de trabajo y a seguir labrando con buenos entrenos un objetivo que tanto Ricardo como Juan Carlos y yo tenemos claro.

¡¡Continuamos “road to Chattanooga”!!

SEMANA 2/11: Volumen, calidad y competición corta

RESUMEN DE LA SEMANA:

- Tiempo total: 15h 10'
- Calidad: Carrera a pie con series cortas (200-300) 
- Competición: Biatlón (1500 run / 200m swim /1500m run)

-Carrera a pie.............. (4 Sesiones): 4h 20' (55km)
-Bici ............................(3 Sesiones): 7h 20' (225km)
-Natación.................... (4 Sesiones): 2h 20' (6500m)
-Gimnasio................... (1 Sesión)   : 1h 10' (80% Fuerza máxima)


Objetivo: Acumular volumen y empezar a meter algo de calidad
Sensaciones: Nuevo horario de entreno (3 de la tarde) y cuesta acostumbrarse


Lunes 3 de Julio:
- Carrera a pie ¡SERIES!: Empieza seria la semana con unas series inéditas para mi. Velocidad pura con 3x (200m+100m) y recuperaciones muy largas, de 5'. Las sensaciones eran de "uyyy que me rompo" pero a medida que pasaba el entreno me fui encontrando mejor. Los 200 entre 27" y 29" y los 100 entre 13" y 14".
- Natación 1500 metros con Pablo nada más terminar en entreno de carrera a pie. La idea era no forzar pero cuando calientas los primeros 200m a 1:30 y vas cómodo, hay que aprovecharlo. Acabamos haciendo un entreno variado de palas, pull, braza, espalda y crol, con algunos cienes entre 1:24 y 1:27 y sobre todo, muy buenas sensaciones.

Martes 4 de Julio:
- Bici con Ricardo y con Pablo. Quedamos nada más salir de currar, a las 3 de la tarde, sin haber comido y con 32ºC. Resultado: BOOOOOOOOOOOOM. Explosión en San Martín, con un mareo y una flojera que casi me hacen dar la vuelta. Era la primera de las 4 horas previstas y el resto de la ruta me limité a sobrevivir. Aun no sé como subí la Braguía. No pude hacer el FTP previsto en ese puerto, como es lógico, y volví a casa a rueda de Ricardo por la Vega de Pas pidiendo la hora. PAJARÓN
Luego teníamos una transición de 6 km a pie que se quedó en  un... "me voy pa casa pa la cama directo porque no puedo con los cataplines"

Miércoles 5 de Julio:
- Gimnasio metiendo más peso que la semana pasada y bajando a 9 repeticiones por serie, en vez de 12. Pensé que iba a estar peor después de la petada de ayer en bici, pero no, me encontré con fuerza y moviendo bien los pesos en lo que me movía antes del parón post Half de Valencia.
- Carrera a pie: En principio tenía natación, pero se me olvidó el bañador en casa y acabé trotando por las Llamas 8 kilómetros tranquilamente .

Jueves 6 de Julio:
- Carrera a pie ¡SERIES! De nuevo series cortas, igual que el lunes, pero con distancias de 200 y 300 metros. Mucho más cómodo a ritmos de 300 que a ritmos de 100 y 200. Conseguí hacer 3x300 en 47", 46" y 45" y los 200 en 29" 29" 29". No soy rápido y estos entrenos me cuestan un cojón. Terminé tieso, rígido muscularmente y con poca chicha para salir en bici, que era lo previsto, así que en su lugar me tiré al agua a nadar un rato y soltar
-Natación 1600 metros post series tratando de soltar y yendo a la mínima velocidad que me permitiese no hundirme.

Viernes 7 de Julio:
- Bici cabra ¡ESTRENAMOS LA ORBEA ORDU!: Qué maravilla de bici. Hoy era el primer día que la probaba y le veo mil mejoras respecto a mi anterior cabra. Mucho más estable, segura, cómoda, rueda mejor, sube infinitamente mejor y tiene una inercia que no había sentido antes en una bici. Fui sin watios porque aún no tengo potenciómetro para esta bici, pero hice un recorrido rompepiernas, con una vuelta al Duatlón de Polanco en poco más de 45 minutos (35,6 km/h) y con la sensación de que la nueva adquisición me va a aportar mucho en las próximas carreras. Al final dos horitas de disfrute.
- Natación post bici en Marisma, con 4x100 entre 1:24 y 1:27 y 6x25 progresivos. Un poco cansadete de la semana pero bien, nadando en piscina estoy en mis mejores tiempos y creo que estaría listo para competir.

Sábado 8 de Julio:
- Carrera a pie en ayunas 50' para activar el cuerpo para la carrera de por la tarde. Voy a competir en el Cto de España de Biatlón, en Gijón (1500m run/200mswim/1500m run) tanto en individual como en relevos. Una carrera explosiva donde se va a ver el efecto de las series cortas a pie de esta semana. En este rodaje de activación estrené el GARMIN FENIX 5 que me han enviado los amigos de https://www.ciberwatch.es/  y con el que a partir de ahora voy a ir midiendo todos mis entrenos. Aproveché el estreno para comparar la medición de pulso en muñeca que lleva este reloj con la de la cinta medida con mi Forerunner 920XT y he de decir que lo clavan: 147 ppm medias para la cinta y 146 ppm medias cogidas con el Fénix 5 en la muñeca. Es una pasada poder ir sin cinta de pulso ahora que sé que puedo fiarme de la medición de muñeca. Seguiremos probando.
- COMPETICIÓN CTO DE ESPAÑA DE BIATLÓN: pues eso, que nos fuimos a Gijón y casi sin darme cuenta quedé campeón de España Sénior de Biatlón, por delante de Carlos y Jaime Garrido. Carrera a pie sub 3'/km y natación .... bueno, natación como pude. Salí del agua quinto y remonté en el último sector a pie. Después corrí con Melanie el relevo mixto, ya un poco mermado de la prueba anterior, pero sacamos bronce nacional. Y para rematar el día, control antidóping al acabar. El primero que paso y espero que sean muchos más los que me encuentre en las próximas carreras

Domingo 9 de Julio:
- Bici de crono por Oviedo entre la lluvia. Salí tranquilo para soltar de la carrera de ayer y disfruté como un enano con mi nueva montura. Subí Picu Llanza y ratifiqué lo bien que "trepa" la Ordu. Igual que ayer, llevé el Fénix 5 para comparar los datos con los del Garmin Edge 520 y la verdad es que ambos dispositivos midieron prácticamente la misma distancia: 54,6 km (Fénix 5) y 54 km (Edge). Donde sí noté alguna diferencia fue en el desnivel positivo acumulado, midiendo el Fénix 690m y el Edge 715. Seguiré probando porque de un día de lluvia no se pueden sacar conclusiones. Por cierto, las piernas perfectas, hoy había watios, aunque no los gasté.


- Natación para soltar a última hora. Aunque estaba apuntado a una Travesía en Candás, el mal tiempo y, un poco, la pereza, me echaron para atrás y cerré la semana en Marisma soltando tranquilamente 1500 metrillos.

domingo, 2 de julio de 2017

HALF VALENCIA 113: Un poeta campeón, un horno con ruedas y muchas risas


Dicen que los esfuerzos se pagan, y es que meterse la pechada de hacer dos medios Ironman en una semana no iba a pasar desapercibido para mi maltrecho cuerpo. Confiado en poder estirar una semana más el ritmo de carreras, pusimos rumbo a Valencia parte del equipo de “Apaleados Team” En concreto, don Pablo Gutiérrez, alias el “triatleta-poeta”, Segio Bolado, alias “cadena-limpia” y un servidor, alias “el-globero-playero”, más que nada por las pintas con las que me paseé por la playa de la Malvarrosa el Viernes, cuando llegamos a Valencia.

Resumen de nuestro viaje en la "Tostadora"

Tras un viaje de los que unen, sudando juntos en la tostadora de Pablo (por favor, arregla ya ese aire acondicionado), mientras sonaba de fondo Andrés Suárez, desembarcamos en el hostal La Barraca. El nombre lo dice todo… pero ¿qué podemos pedir por 20 euros/noche, en primera línea de playa, a 200 metros de boxes y en un fin de semana de Junio en Valencia? Tuvimos que hacer encaje de bolillos para caber los tres con nuestras tres bicis y las maletas en la habitación. Sillas y mesas “al palco”, cabras a la bañera, Sergio al armario… un “Tetris” en toda regla para hacernos hueco y dejar libres las “súper” camas donde pasaríamos dos noches y supuestamente tendríamos que descansar para correr un Medio Ironman. ¡Ahh! ¿que habíamos ido a Valencia a correr un Triatlón? Ya ni me acordaba.

Optimizando espacio en la Barraca, de donde sin beber, sales con resaca

Voy a romper un poco con la típica crónica aburrida y pesada en la que solo hablo de ritmos, rivales, tiempos y competición. Porque a veces las historias hay que contarlas de otra forma (en realidad soy un interesado, sabiendo que en Valencia salió una mala carrera, trato de irme por las ramas… “¡qué pájaro este Pelayo!” jejeje).

Si el viernes cuando llegamos hicimos bien el ridículo por la playa de la Malvarrosa, con Sergio yendo a la playa en playeras y calcetines blancos, yo con una bolsa de Carrefour y Pablo… bueno, Pablo es el único que se salva; el Sábado no fue menos. Decían que había olas. JA JA JA. Ya solo faltó que nos avisaran de peligro de hipotermia si tocábamos el agua. Con nuestros trajes trampa puestos (gracias Fer) catamos el caldo de Valencia, nadando entre boyas y disfrutando de una piscina de agua caliente. Todo apuntaba a que la natación del día siguiente sería sin neopreno ¡Cojonudo! Una cosa menos que lavar al llegar a casa (en realidad me estoy intentando convencer de que no está tan mal nadar sin neopreno, pero mis piernas, que flotan menos que un cacho de hierro, me recuerdan que quizás mejor sería llevar traje)

El show de Ximo: Público y protagonista

Tras acudir al show de Ximo, propulsor del Valencia 113 y de las demás pruebas del circuito nacional “Non-Drafting Series”, nos fuimos a nuestra gruta, La Barraca, para pegarnos una pequeña siesta antes del madrugón del Domingo de carrera.

A las 5:00 am sonaron las alarmas ¡pero si nos acabamos de acostar! Y es que nos gusta madrugar mucho y dejar los deberes hechos bien prontito. La salida prevista para las 7:30h nos obligó a ponernos en marcha tan temprano. Pablo y Sergio desayunaron el “potito” de la abuela de Sergio, más que nada porque no tenían otra cosa. Yo tiré de Triforza para ir ligerito a la carrera. La carga de hidratos de los días previos era más que suficiente para llegar con las reservas llenas.


Nos podemos quedar ciegos, pero este amanecer merece la pena verlo de frente

Y con lo puesto nos fuimos a boxes mientras las luces se iban encendiendo en Valencia. Salir en manga corta a las 6 de la mañana y sentir calorcito puede ser un aviso del horno que se espera horas más tarde. Ya en boxes me fui hasta el rinconcito del fondo, y allí, tímida pero bien acompañada, estaba mi Avenger TM6, que habíamos dejado el día anterior. Un número 2 flanqueaba mi bicicleta y, justo al lado, el 1, de don Emilio Aguayo, un tipo tan normal, que podría pasar desapercibido entre los más de 1000 triatletas que allí estábamos si no fuera por el pequeño detalle de llevar el dorsal 1 y ser, entre otras cosas, Campeón de España de la modalidad y haber quedado segundo, ganando a Jammes Cunama, en el Challenge de Salou, un par de semanas antes. ¡Casi nada! Pero la naturalidad de Emilio se nota incluso momentos antes de empezar la competición. Cuando otros nos ponernos más tensos que cagando sin pestillo (frase para Pablito jeje) él está tan tranquilo, charlando, sin preocupaciones y transmitiendo serenidad, un crack.

Y en estas que estábamos metiendo aire a las ruedas, cuando oigo, justo en frente ,a alguien pegar un grito acompañado de algún juramento en hebreo. Pablo, que había ido a ayudar a Ximo a colocar una valla, se acababa de atravesar el dedo con uno de los hierros salientes y sangraba bastante. ¡Qué puñetera mala suerte! Si es que el pobre, por si no tenía suficiente con los dolores de pubis, rodilla, muelas…. Ahora le habían hecho un piercing en el dedo, a menos de media hora de la salida.

Taponó la hemorragia como pudo, pero el dolor era fuerte y su cabeza empezó a funcionar negativamente. Esto fue, creo, un punto a su favor. Con la idea de que con el dedo así no iba a hacer nada en carrera, se quitó presión, se relajó y salió al Valencia 113 sin esa losa con la que suele ir a las carreras después de haber gastado todas las balas y buenas sensaciones entrenando. Me la estoy jugando, pero creo que esa liberación de presión le hizo completar la mejor carrera de su vida, como luego vamos a ver.

Caminé junto al futuro triunfador del día hacia la arena de la Malvarrosa, con un sol saliente cegador en el horizonte. Al final se iba a nadar con neopreno, aunque creo que la temperatura estaba al límite y si nos hubieran hecho ir sin él no habría protestado nadie. Ya en la arena tuve tiempo de catar las cálidas y saladas aguas del Mediterráneo, a diferencia del Triatlón de Pamplona o Madrid, donde no pude calentar. En Valencia el problema iba a ser enfocar bien las boyas, dispuestas en rombo y camufladas por ese sol que nos cegaba por completo.


Obedientes como pocos, la rayita ni se pisa
Dorsal 2 en liza y con ganas de cerrar a lo grande este primer bloque de carreras de la temporada, centrado en la Copa de España de Triatlón de Media Distancia, me coloqué en primera línea de salida. Compartiendo esa primera línea estaba Emilio Aguayo, Pakillo, César Pereira, José Andújar, Dani González, Cardona…. Y más nombres conocidos de un nivel parecido al mío. Carrera muy abierta en categoría Élite en la que, por qué no, soñaba con colarme en el pódium.


¡Premio para el que sea capaz de apuntar de frente a la boya!
Arrancó la prueba a la hora prevista y los poco más de 50 triatletas de esta primera tanda nos tiramos a las aguas del Mediterráneo como pollos sin cabeza. Ahora lo miro y hace gracia, pero los primeros metros, con el sol de frente, salimos más torcidos que la cola de un gorrino. No levanté al cabeza hasta unos minutos después de la salida, me dediqué a seguir las burbujitas que los de delante iban dejando. Al ser pocos no hubo problema de golpes, y todos nadamos limpiamente. Tardé en orientarme bastante cuando intenté por primera vez situar la primera boya. Además de estar lejos, no se veía por el sol, así que, a pies de otros, rezando para que ellos sí fueran rectos hacia donde debíamos. Llegamos a esa primera boya con los grupos definidos y, por fin, pude situarme en carrera. Como siempre, identifiqué a Sergio nadando un poco por delante, también a Andújar y a Dani. Más o menos lo previsto, los de siempre y un buen grupo para nadar cómodo. Me mantuve atechado, guardando fuerzas, el resto de la natación. No me veía con la frescura de Madrid o Pamplona y en los intentos de salirme de la traza de mis compañeros, el sobre esfuerzo para ir al mismo ritmo era demasiado, así que volví de nuevo a mi guarida dejando que el tiempo fluyera.


Los de siempre. ¡Sergio, tenemos un imán en el agua!
Tocamos la arena de la Playa de la Malvarrosa un grupo de 5 unidades,con grandes ciclistas como mi compi Sergio Bolado, Andújar o Chordá, y corrimos rumbo a la T1 por la pesada arena, cubriendo del puesto 6 al 9. Por delante habían salido Aguayo, Pakillo, Cardona, César Pereira y Fernando Santander. “No puedes perder ese tren, Pelayín” Iba pensando mientras corría como un pato mareado camino de la T1. ¡Cómo me cuesta correr después de salir del agua!


Momento clave, cagada monumental y carrera "al palco"
Entré el último del grupo a mi lugar de boxes, me quité el neopreno, más o menos rápido, me puse el dorsal y, mientras veía a mis compañeros de viaje salir con sus bicis de boxes, hice la cagada del día…. Coger el bidón de isotónico y perder 5 segundos para pegarle un trago… ¡Cinco segundos, sí, cinco puñeteros y míseros segundos en una carrera de más de 4 horas fueron una de las claves de mandar a la mierda todas las opciones! Perder ese tiempo en boxes me hizo salir acelerado, ponerme demasiado apresuradamente las zapatillas y enredarme con ellas, dejándome otros 5 segundillos irrecuperables.

Nada, que no quiere entrar la zapatilla...

Cuando pude empezar a pedalear, miré al fondo y vi el trenecito que debía haber cogido y que en ese momento me sacaba un mundo.

Camino a la perdición

Lo que sí que me saqué yo fueron los ojos durante los primeros 5 kilómetros de bici para intentar recortar el hueco. ¡QUÉ AGONÍA! ¡QUÉ CALENTÓN! A más de 350 watios y no conseguía ver más grande la figura de Dani y Bolado, que eran los que tenía inmediatamente delante. Mi intento por paliar la cagada de boxes duró hasta que las pilas dijeron basta. Cinco kilómetros y explosión. Exploté en todos los sentidos, física y mentalmente. Incapaz de contactar con ellos tiré la toalla, agaché la cabeza sobre mi Avenger y, resignado, empecé a mentalizarme de lo que se me venía encima: 80 kilómetros de bici más solo que la una y sin un ápice de fuerza. La sangría de minutos que me podían caer iba a ser antológica.

¿Cómo se gestiona esa situación? Pues intentando distraer la cabeza para que las piernas, poco a poco, vayan olvidándose del calentón y los kilómetros pasen lo más rápido posible. Mi primera idea fue disfrutar del paisaje… JAJAJAJA, iluso de mi. En medio de una autovía de dos carriles, todos para mi solito, difícilmente iba a disfrutar de las vistas. El primer tramo, hasta Náquera era todo subida y los primeros 15 km por zonas muy “rodables” y carreteras anchas.

Menos mal que tenemos grandes fotógrafos que nos alegran las carreras
Llegué al primer avituallamiento. “¡Cojonudo, porque voy un poco seco!” pensé. Con mi lengua relamiéndose y con ganas de isotónico llegué a esas maravillosas mesas llenas de bidones donde los voluntarios estaban a su bola… ¡Ni uno estaba pendiente de la carrera! Pedí isotónico y pesqué un poco de agua de milagro. El último de la mesa reaccionó a tiempo pero solo pudo darme agua…. ¡Muy bien! Kilómetro 20 y hasta el 55 no volvía a tener avituallamiento…

Sin isotónico y solo con geles y triaforza que yo llevaba conmigo, subí por las preciosas carreteras levantinas que van a parar a Náquera. Allí, un rampón de algo menos de 1 km dicta sentencia y la célula del chip recoge el tiempo de la subida. Para olvidar… dos minutos más que el año pasado… una vergüenza.

Seguía sin fuerza y desconectado, así que traté de mantenerme entretenido saludando a la gente que me animaba. Se notaba que lo hacían por pena que otra cosa, como si estuvieran dándome el pésame en vez de empujando, y casi tenía que animarles yo a ellos más que ellos a mi.

No me merezco este fotón (mucha foto pa tan poco rendimiento)

Después de coronar en Náquera, la carretera se torna “curvosa” y algo delicada durante unos kilómetros. No me la jugué nada, ¿para qué? Por la Sierra de la Calderona, espacio protegido y de gran valor turístico y natural, fui trazando las curvas de las lamentaciones. Cuando la parte técnica se terminó, empezó un tramo, ya casi hasta Valencia, descendente pero con carreteras amplias y óptimo para una rueda lenticular y un 53-11. El segundo requisito lo cumplía, pero las patitas protestaban cada vez que metía el 11, así que, como dice la canción que nos están metiendo este año hasta en las sopa: “Deeees-paaaaa-cito”.

De camino a la segunda transición volví a pasar por el avituallamiento, esta vez con los voluntarios más atentos, pero… ¡SIN ISOTÓNICO! Y mira que pedía a grito pelao que me indicaran qué bidones tenían sales… Pues no, no hubo manera y acabé de nuevo con un botellín de agua en la mano… Con el calor que hacía no me hazo ninguna gracia ir tan justo de sales.

Los pocos kilómetros que faltaban para terminar el suplicio ciclista eran por la autovía de entrada a la ciudad, y yo ya estaba más preocupado de no perderme por las calles de Valencia que de apretar las bielas. Fue entonces, mientras estaba inmerso en mis pensamientos, cuando por fin vi un atisbo de vida en esta carrera. Tras hacer 80 kilómetros más solo que la una, dos triatletas, que también competían en Elite, me dieron caza y pusieron fin a mi periplo en solitario. ¡A buenas horas! Llevaba toda la mañana buscando amigos y van a aparecer justo antes de llegar a la T2. Al menos me sirvieron para guiarme por los giros y bocacalles de la ciudad levantina y así no perderme.

Ya no sé si voy o vengo...
Llegué a la T2 detrás de ellos, en el puesto 11, y a dos veranos y medio del grupo que se disputaba el pódium y donde estaba metido el compi Sergio. Como mucho, y salvo petadas escandalosas de los de delante, podía optar a ser noveno. Llegué a mi sitio en boxes y vi que en los puestos de alrededor estaban todas las bicis colocadas. Impresiona ver un box de 1000 bicis completamente vacío salvo esa “esquinita” donde tienen su lugar reservado los Élite y donde las bicis se amontonaban. Me sentí un poco estúpido al intentar hacerme hueco apretado entre la bici de Emilio Aguayo y la de Dani González estando el resto del box vacío.

Con "toa" la calma
La “paleada” que llevaba encima me hizo tirarme al suelo y calzarme tranquilamente. Total, ya me sacaban 10 minutos los de delante, ¿Qué más daba unos segundos más? Solo me faltó cortarme las uñas y pintármelas, pero al menos aseguraba salir limpito y sin arena entre los dedos.

Me puse de pie, giré el dorsal, busqué la salida de boxes y empecé los 21 kilómetros más llanos, pero a la vez más perros, de cuantos triatlones de distancia Half haya hecho hasta ahora. ¡Qué pereza! 21 kilómetros por delante, 30 graditos de temperatura y subiendo, y una carrera en solitario, presumiblemente, que se antojaba complicada.

Vamos a ver si carburamos o gripamos motor

Aun así, salí a mi ritmo, a 3:30’/km, al que debería poder aguantar y para el que estoy entrenado. En el kilómetro 2 adelanté a los dos triatletas que me pasaron antes de la T2, y no iban lentos. ¡Para nada! Me costó lo suyo adelantarles, y eso que yo iba alegre.

Me puse noveno, y ya de ahí en adelante sí que había un mundo. El paso por las dársenas del puerto de Valencia era una lucha constante por buscar sombra. No importaba hacer más metros, cualquier hilo negro proyectado en el suelo y que sirviera para protegerse de ese solazo valía. Incluso cuando me encontré al padre de Sergio, éste indicó el camino de sombra .

La alegría de ritmo con la que salí en esos primeros dos kilómetros y que, como digo, debería haber sido la que llevara en toda la carrera a pie, se terminó pronto. Recuerdo la petada monumental del año pasado en este mismo triatlón, arrastrándole a 5’/km en el último tramo de carrera por haberme pasado de vueltas al principio. Y este pensamiento, unido a las malas sensaciones que empezaban a aparecer, me hicieron sacar la calculadora y activar el modo supervivencia. ¡Ufffff! ¿A dónde iba yo a 3:30’/km? Una locura a la que le calculaba, como mucho, 5 kilómetros de vida. Así que, coincidiendo con la entrada en el parque y al paso por la Ciudad de las Artes y las Ciencias, puse el piloto automático a ritmo de 3:50-4 e intenté aguantar como pude.
Lo bueno que tiene la carrera a pie de Valencia es que, al ser de ida y vuelta, si llegas a la mitad, por narices tienes que volver y sí o sí la vas a acabar.

"Caputi"
En el kilómetro 5, y mientras me entretenía tratando de recordar el lugar donde el año pasado tuve que hacer una excursión a los setos, me crucé con Fernando Santander, que se había dado la vuelta y venía de frente caminando. Una deshidratación de campeonato dio al traste con la gran carrera que estaba haciendo. Me animó a seguir empujando, tratando de convencerme de que los de delante iban muertos. ¡Anda que yo iba curioso!. Pero en realidad, si vas muerto con 10’ de ventaja, la muerte es menos dolorosa. Sabía que rascar algún puesto más iba a depender de grandes petadas.

Y yo iba justito, tan justito que el primer gel cayó en ese km 5…. En Orihuela lo estiré hasta el km 10, y aquí, ya en el 5 el cuerpo me pedía gasolina. Se la di y parece que me sirvió para mantener el ritmo, trotón, pero constante.

Ximo, el organizador, hace todos los años una clasificación que la llama “The Walking dead”, y que mide la diferencia entre la ida y la vuelta de la carrera a pie, clasificando primero el que más haya petado a la vuelta. Pues si el año pasado estuve en puestos de honor en esta clasificación, este año me negaba a ser protagonista, y por eso (además de porque no podía con los cataplines jejeje) fui tranquilo por las orillas de cauce del el río Turia.

Me pesa hasta el pelo del sobaco, que no tengo...

Al paso por el km 8 ya empecé a fijarme en quien vendría como líder, aunque no hubo sorpresas y pocos metros después me crucé con Emilio Aguayo, que volvía con una frescura que ya quisiera yo. Detrás de Aguayo apareció mi amigo Alberto Romero en bici. Iba acompañando al líder y compañero de entrenamientos, pero al verme pasar se dio la vuelta para saludarme.

Fueron unos pocos metros pero no veáis lo que me sirvieron. De hecho, lo primero que me salió del alma nada más verle fue un “Dame conversación” jajajajaja. Sí, no se me podía ocurrir un “dame agua”, “quítame el viento”, “márcame el ritmo”… tuvo que ser un “dame conversación”, porque el desgaste mental que llevaba tras más de tres horas de carrera sólo, me pedía más entretener la mente que cualquier otra cosa. Desafortunadamente el entretenimiento duró poco, porque Alberto tuvo que darse la vuelta e ir en busca de Emilio.

Seguí mi periplo en solitario, pero ya más entretenido y cruzándome con triatletas que volvían. Segundo iba Pakillo, tercero Andújar, cuarto Daniel González…. Me fui cruzando con todos y a mi me quedaba aún un kilómetro para el giro.

La única motivación fuer ver a Sergio relativamente cerca. Él cerraba el grupo que se había bajado a correr delante de mi y ya le había recortado casi toda la diferencia. Cuando di la vuelta en el kilómetro 10.5, eran algo menos de dos minutos los que me separaban de él.

Afronté el regreso a Valencia de la misma forma que me había tomado la carrera a pie, en modo supervivencia, y no fue hasta el kilómetro 14 cuando alcancé a Sergio. Le di un pequeño empujoncito de ánimo y seguí adelante, sin referencias y apalancado en un octavo puesto al que parece que estaba destinado.

Pero antes de pasar a Sergio me llevé la mayor alegría del día, porque, cuando tu carrera está siendo un calvario, qué menos que alegrarse por la de tus amigos. Y es que, para mi sorpresa, no había llegado yo al kilómetros 13 cuando vi venir de frente a la “bala de Liencres”, al “soneto saltarín”, al “trovador de la Arnía”, al “cohete de rima asonante”, a Don Pablo Gutiérrez. ¿Ya estás aquí? Fue lo primero que se me vino a la cabeza. Me daba la sensación de que mi presi iba muy muy adelante, y cuando me lo crucé confirmé que, no solo iba en un buen puesto, sino que también iba sobrado de fuerzas. El “cabrrrrrr….” de él me solmenó tal ostia (perdón por la expresión) al chocar las palmas que casi me da la vuelta y quedo mirando para el otro lado. Entre eso y que yo iba justo de fuerzas me pasé unos cuantos metros recomponiéndome del leñazo ¡Sí que va bien el Pablo! Jajaja

Y de ahí al final poco más, sobreviviendo como pude al calor y esquivando a la gente que disfrutaba del día por el paseo de la playa de la Malvarrosa. Me costó vislumbrar el arco azul de meta de A300W entre la maraña de turistas. Aunque como no me jugaba nada, tampoco me desesperé en esos metros finales en zigzag. Último arreón, espalda recta, zancada larga y al menos intentar disimular la “paliza” que llevaba encima.


¡¡META!! Octavo puesto Élite y cuarto medio Ironman en un mes y medio. Hoy pagué la fatiga acumulada de toda la primavera, sufrí lo que no está escrito en bici y no tuve mi mejor carrera, pero aun así, la sonrisa que se me dibujó cuando crucé la meta es reflejo de que en el fondo estoy contento, contento por haber superado momentos difíciles, contento por haber disfrutado del camino y, sobre todo, contento por lo que falta por venir, que es mucho y muy bueno.

Pero antes de cerrar esta crónica y echar las cortinas al primer acto de la temporada 2017, con la Copa de España de Media Distancia como objetivo principal, quiero acordarme del poeta más rápido de España. Porque el choque de palmas del kilómetro 13 con Pablo me dejó, además de un poco desencajado, con la curiosidad de saber qué podía hacer el del Bender Triatlón. Si en 2016 me dio tiempo a terminar la carrera e ir al hotel antes de que Pablito llegara a meta, este año no tuve tiempo ni de tomar el Recovery, y cuando aun estaba de “cháchara” con el resto de corredores que iban llegando, apareció “ricitos del oro” por meta proclamándose ¡SUBCAMPEÓN DE SU GRUPO DE EDAD EN EL HALF VALENCIA 113! ¡ENORME PABLO!

No íbamos a irnos de Valencia sin medalla ¿no?
Es la primera vez que sube a un pódium en triatlón y ahora que llegó a la cúspide de su carrera deportiva ya se puede retirar jajaja. Mira que no estoy acostumbrado, pero esta vez me tocó a mi sacar las fotos del pódium, ¡y orgulloso que estoy de ello! ¡Qué gran fin de semana!

Con el ganador, Don Emilio Aguayo
Bueno señores, como digo, punto y seguido a la temporada, tres semanas de desconexión y de nuevo a preparar los objetivos que vienen, que no son pocos:
- Medio Ironman de Buelna
- Ironman 70.3 World Championchips (Chattanooga, USA)
- Ibiza Half Triatlón (Final de la Copa de España de Media Distancia)

Gracias a todos los lectores valientes que han llegado hasta aquí y aguantan mis crónicas.

Muerte por indigestión del Éxito

Un abrazo a todos y ¡BUEN INICIO DE VERANO!